Entrar en el Parque Marítimo del Mediterráneo es hacerlo también en un auténtico paraíso botánico, un jardín que a lo largo de sus 20 años de vida ha ido creciendo hasta convertirse en una auténtica joya que no deja indiferente a los visitantes.
Más de 1.000 especies coronan 12.000 metros cuadrados de superficie, en la que conviven plantas de los cinco continentes, con algún que otro ejemplar autóctono del norte de África, como es el Taraje, Taray o Tamarix africano, que da su nombre al Tarajal dada la gran masificación de esta especie en esa zona. Un equipo de cinco jardineros (de los cuales ahora únicamente están en activo cuatro), dirigidos por el Jefe de Jardines, José Luis De Miguel, se encargan a diario de mantener esta inmensa obra de la naturaleza. “Agradezco mucho el trabajo de mis compañeros que están todo el año luchando codo con codo para que todo esté lo mejor posible. No quiero olvidar al Parque Móvil que nos ayuda retirando restos vegetales en camiones y hace posible trabajos en altura de poda de palmeras y árboles”, explica. De las numerosas especies que cubren la amplia superficie del Parque Marítimo, resaltan las palmeras datileras, un total de 216, además de otras plantas ornamentales típicas de jardines como arbustos o plantas de temporada. “En general, el 99% de las plantas que tenemos aquí llevan 20 años. No se ha quitado nada, sólo se han añadido algunas”. Esto ha ocurrido en zonas donde antes predominaba el césped y ahora crecen hermosos árboles y plantas de todo tipo. “Se fueron añadiendo plantas en lugar de césped, porque éste es muy delicado y este año hemos tenido que luchar contra la típula, un mosquito cuya larva va haciendo cercos por lo que hemos tenido que aplicar productos para controlarlo”, apunta De Miguel. Aunque la mayor dificultad con la que se encuentra el equipo de jardinería es la limpieza de malas hierbas, el corte del césped conlleva muchas horas de tarea, “porque el crecimiento es muy rápido y son cortes semanales. El resto consiste en mantenimiento de árboles y control de crecimiento de plantas para que no invadan el espacio”. La ubicación del Parque Marítimo es otro de las hándicaps a los que se enfrentan los responsables del jardín. Aunque los vientos marinos y la salinidad castigan sobremanera las plantas, éstas “se han adaptado al clima. También les echamos productos que corrigen la salinidad, son correctores de suelo y estamos muy pendientes de eso. No se le puede aplicar mucho fertilizante porque les aporta más sal y las plantas se quemarían mucho”. El Parque tiene en mente la recuperación de una ruta botánica consistente en la colocación de carteles con el nombre científico, la denominación común y la procedencia de un cierto número de plantas. Se actuará sobre una zona, con las plantas “más destacadas por su forma, colorido o por alguna característica de especial”, asegura De Miguel. Hace 15 años que De Miguel se hizo cargo de la dirección de los jardines y hoy en día se siente más que orgulloso de su obra. “Lo más satisfactorio es que la gente esté contenta. Nos felicitan bastante y nos conocen en todo el mundo. Me siento orgulloso de estar al cargo de este jardín porque soy un enamorado de mi trabajo y esto es como mi casa”, concluye.