Mohammed ben Mizzian fue un marroquí que alcanzó en España y Marruecos los máximos empleos militares. Nació en Nador, el 1-02-1897, ciudad próxima a Melilla, era hijo de un caíd fiel a España, jefe de la cabila de Mazuza, llamado Mohamed Ameziane, favorable y leal a la acción española en el Protectorado. La dedicación de Mizzián a la milicia tuvo su origen en un episodio anecdótico. El 11-01-1911 el rey Alfonso XIII
visitó Melilla y su Escuela Indígena, en la que entonces impartía clases como profesor el que después sería uno de los más radicales cabecillas rifeños contra España, Abd el-Krim. Éste hizo salir al niño Mizzian a la pizarra ante el rey, y fue capaz de resolver en breve tiempo un difícil problema de interés compuesto y decir de memoria nombres de ríos, regiones y capitales. Alfonso XIII, muy sorprendido, preguntó al niño qué quería ser de mayor, y éste le contestó que "Capitán". El rey prometió al padre allí presente apadrinar a su hijo para que pudiera ingresar en la Academia Militar de Toledo, para lo que fue necesario modificar el Reglamento de ingreso porque prohibía el acceso a quienes no fueran cristianos.
Al cumplir el niño 16 años, el rey fue fiel a su palabra y Mizzián ingresó en la Academia Militar de Toledo. En 1916 salió de Segundo Teniente y fue destinado a África, donde dos años más tarde ascendió a Teniente. Se dio la paradoja de que en la Guerra del Rif (1921-1926) Mizzián, al mando de tropas indígenas, luchó contra el que fue su maestro de escuela, Abd el-Krim. El 20-06-1923 ascendió a Capitán. En 1921 Mizzián fue herido en el Desastre de Annual. En 1924 salvó la vida a Franco cuando con el Teniente Coronel Claudio Temprano dirigían la fortificación del poblado de Abada. Los rebeldes rifeños irrumpieron por sorpresa y uno encañonó a Franco casi a bocajarro, que estaba sentado y sin darle tiempo a empuñar la pistola; pero Mizzián se adelantó al rebelde matándole de un tiro y huyendo todos los demás. Franco entonces trabó gran amistad con Mizzián, que se hizo aun más intensa cuando éste se sumó al levantamiento que inició la guerra civil, hasta el punto de que cuando Franco fue Jefe del Estado, Mizzián era uno de los pocos que podía visitarle en El Pardo sin tener antes que pedir audiencia. En 1925 ascendió a Comandante por méritos de guerra. De 1921 a 1926, estuvo Mizzián a las órdenes del valiente Coronel González Carrasco, cuando también lo estuvo mi paisano el bravo Capitán José Ledo Rodríguez, de Mirandilla (Badajoz), una excelente persona que era conocido en su pueblo como el “padre de los pobres”. Ambos, Mizzián y José Ledo, estuvieron destinados en las mismas Unidades en África y tuvieron los mismos jefes, como recojo en el reciente libro que le he dedicado, aunque Ledo tuvo la mala suerte de morir combatiendo heroicamente en la toma de Madrid, por cuya acción fue ascendido a Comandante por méritos de guerra a título póstumo. Los dos pertenecieron a Regulares y a la Policía Indígena, aunque Mizzián era de una promoción anterior.
Al estallar la Guerra Civil de 1936, Mizzián estaba destinado en Segangan, a 20 km de Melilla. Y, aunque en un informe que la Unión Militar Antifascista de Melilla hizo llegar al Ministro de la Guerra, el Frente Popular le citaba entre los cinco Comandantes de la Circunscripción Oriental de Marruecos "sin un sentido específico antirrepublicano", luego, se sumó a la sublevación el 17 de julio, dirigiéndose Mizzián con su Tábor a Melilla, asaltando la Base de Hidros del Atalayón, donde un pequeño número de oficiales afines al Frente Popular, encabezados por el Capitán Virgilio Leret, se opusieron por las armas al golpe de Estado, aunque después se rindieron. Triunfante el Alzamiento en Marruecos, el 14-08-1936 Mizzián aterrizó en Jerez de la Frontera y al mando de sus Regulares tomó parte en las campañas de Extremadura, Alcázar de Toledo y Madrid, en cuya batalla fue herido gravemente en una pierna en la Ciudad Universitaria. Un soldado de su Unidad lo escondió muy grave tras un carro de combate averiado y así le salvó la vida. Ascendido a Teniente Coronel por méritos de guerra y pasó a Oviedo. En 1938, como Coronel ascendido por méritos de guerra y al mando de la 1ª División de Navarra, participó en la batalla del Ebro y en Cataluña.
A finales de 1939 fue nombrado Jefe del Grupo de Regulares de Ceuta, y desde 1940 fue Jefe de la 93 División en Xauen y Larache. Con posterioridad Franco nombró a Mizzián Comandante General de Ceuta. En 1953, ascendió a Teniente General, habiendo sido Capitán General de la VIII Región Militar en Galicia y en 1955 de Canarias. En1956, al obtener Marruecos la independencia, el rey Mohamed V lo llamó para que organizara el nuevo Ejército marroquí, solicitando su baja en el Ejército español, que le fue concedida el 22-03-1957. El mismo Franco le animó a que se fuese a Marruecos, y Mizzián hasta lloró por su partida. En 1957-58, ya con Hassan II, sofocó con extremada dureza la sublevación del Rif, bombardeando algunas poblaciones con napalm, según informaron los medios de comunicación de la época. En 1964 fue Ministro de Defensa y el 22-02-1966, Hassan II lo nombró Embajador de Marruecos en Madrid. En 1970 fue nombrado Ministro de Estado de su país, y el 17 de noviembre de ese año fue ascendido a Mariscal, habiendo sido el primero y único en ostentar esta máxima categoría en el Ejército marroquí.
Estaba casado desde 1925 con Fadela Amor, con la que tuvo siete hijos, seis niñas y un niño, Mustafá, que se preparó para el ingreso en la Academia de Artillería de Segovia, pero murió en un accidente con un brasero. De sus seis hijas, dos de ellas se casaron con militares, una con un marroquí que en 1971 fue ejecutado por encabezar un intento de atentado contra el rey Hassan II, y la otra, que se casó en secreto con un Capitán español, sobrino del que fuera Ministro de Asuntos Exteriores Alberto Martín Artajo. La boda provocó las iras de Mizzián, musulmán convencido, porque para celebrarla la hija se convirtió al catolicismo. Para impedirlo, planeó secuestrar a su hija, que se hallaba refugiada en Valladolid. Con tal fin, convenció a la pareja para que viajara a Tetuán con el pretexto de reconciliarse con su padre. Pero, a su llegada, en el mismo aeropuerto un oficial, siguiendo instrucciones suyas, retuvo a la hija enviándola a Tánger para que se casara con un poderoso marroquí al que su padre antes la había prometido en matrimonio, a la vez que expulsaban a su marido el Capitán español que la acompañaba, lo que provocó hondo malestar en la oficialidad española. El 27-03-1975 Mizzián, aquejado de una grave enfermedad, ingresó en el Hospital General del Aire en Madrid donde murió el 1-05-1975, siendo sus restos trasladados a Marruecos. Al pasarse al Ejército de Marruecos, el Consejo Supremo de Justicia Militar le retiró la paga de General español que percibía, pero Franco intercedió para que se le restituyera, lo que también creó gran malestar en círculos oficiales españoles.
El General Mizzián, aparte de haber prestado dilatados servicios a España y de haberse jugado por ella muchas veces la vida, habiendo sido muy condecorado, tiene luego una leyenda muy controvertida y una imagen bastante negativa tanto en la Guerra Civil española como cuando en Marruecos en 1957 reprimió la revuelta del Rif. Las tropas bajo su mando tuvieron fama de ser muy crueles. Y si bien él siempre negó las supuestas atrocidades que se le imputaron en España, el periodista John Whitaker, corresponsal en la Guerra Civil española y autor del libro “El mito de la Cruzada de Franco”, refiere: “Me encontraba con este militar moro en el cruce de la carretera cercano a Navalcarnero, cuando dos muchachas españolas, que parecían no haber cumplido 20 años, fueron conducidas ante él. Una de ellas había trabajado en una fábrica de tejidos de Barcelona y se le encontró un carnet sindical en su chaqueta de cuero. La otra era de Valencia, y afirmó no tener convicciones políticas. Después de interrogarlas para conseguir alguna información de tipo militar, Mizzián las llevó a un pequeño edificio que había sido la escuela del pueblo en el que descansaban unos 40 moros. Cuando llegaron a la puerta, se escuchó un uluante (sic) grito de las gargantas de los soldados. Asistí a la escena horrorizado e inútilmente indignado.
Mizzián sonrió cuando protesté por lo sucedido, diciendo: “Oh, no vivirán más de cuatro horas”. Y en un artículo publicado en la revista “Foreign Affeirs” en 1942, el mismo autor denunció que a unos 200 heridos del Hospital San Juan Bautista de Toledo, las tropas indígenas por él mandadas les lanzaron granadas causándoles numerosos muertos, y parecidas atrocidades fueron denunciadas contra sus tropas en la conquista de Manresa. Mizzián fue el único extranjero que alcanzó la categoría de Teniente General en el Ejército español y ser Capitán General de Galicia y de Canarias.
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