Entre la madrugada del sábado y la mañana del domingo, la Guardia Civil ha tenido que intervenir en tres operaciones relacionadas con el paso ilegal de inmigrantes. Las tres han tenido como protagonistas a embarcaciones que, o bien pretendían salir de Ceuta o bien estaban en proceso de hacerlo. El destino es claro para todos ellos: la Península. Aunque no todos logran su objetivo.
Estas intervenciones llegan justamente con el anunció del Gobierno estatal de su intención de reducir en un 50% la llegada de inmigrantes a nuestras ciudades, ya sea por tierra o por mar. Y es que desde que llegó a la Moncloa, el Ejecutivo de Sánchez ha ido dando pasos, algunos menos acertados que otros, en materia migratoria que no están siguiendo un patrón fijo.
Al anuncio de la retirada de las concertinas le siguió la noticia de la inversión para fomentar la seguridad en la valla del lado marroquí, que ahora luce plagada de estas hileras de cuchillas enroscadas.
A la acogida del Aquarius le siguió la devolución exprés de los que saltaron en masa por la valla de Ceuta, rescatando un acuerdo de años atrás.
Las decisiones han podido ser más o menos acertadas, pero lo cierto es que la llegada de inmigrantes por vías ilegales se sigue dando y es un goteo constante del que parece no encontrar aún la solución para erradicarlo.