Categorías: Sociedad

Un dolor ajeno que también es propio a 1.300 kilómetros

Los gallegos asentados en Ceuta viven de cerca el accidente que se ha cobrado 80 vidas pese a la distancia.

Ignacio Monteagudo suele madrugar para recorrer todos los días, a pie, el largo trayecto que separa el Tarajal de su vivienda en el centro de Ceuta. Ayer rompió la tradición de su peculiar peregrinaje. “No he podido dormir esta noche y las piernas incluso me temblaban”, relataba ayer desde el otro lado del mostrador de la ‘Sastrería  Monteagudo’, el establecimiento que regenta desde 1971 en la calle Antioco. “Es muy triste. Lo pienso y se me ponen los vellos de punta. Me emociono”, relata mientras se seca los ojos con un pañuelo.
Nacido a un paso de Santiago de Compostela pero ceutí de adopción desde 1958, ocupa la presidencia accidental del Centro Gallego, la asociación que reúne a los cientos de paisanos que a lo largo de varias décadas han acabado asentándose a este lado del Estrecho, a unos 1.300 kilómetros de distancia. En total, 160 socios que representan sólo una mínima parte de  la presencia real de la colonia afincada en Ceuta, más extensa. Pero las raíces y la morriña pesan tanto que, reconoce, jamás ha perdido la vinculación con la tierra que le vio crecer. “Conozco perfectamente el lugar del accidente: ese puente, la carretera que conecta las Rías Baixas con El Ferrol, la autopista... He pasado mil veces por allí”, asegura. Y volverá a hacerlo en apenas una semana, cuando el 3 de agosto ponga rumbo de nuevo hacia la tierra que en la tarde del miércoles vivió la peor tragedia ferroviaria de las últimas décadas.
Volverá entonces a Caldas de Reyes, apenas a 30 kilómetros de Santiago. “Allí tengo mi casa particular, con mis frutales y mis verduras”, dibuja mentalmente. Se reencontrará con vecinos que, celebra, al menos no se han visto salpicados por la catástrofe. “De momento, y espero que sea así, no hay ningún familiar ni ningún conocido que haya sufrido una pérdida. Tengo una sobrina que es catedrática en Santiago, pero que hace el trayecto en coche para ir a ver a sus padres, mis hermanos. Menos mal, menos mal”, añade.
De la dimensión del accidente comenzó a ser consciente durante la noche del mismo miércoles, a lo largo de las interminables horas frente al televisor en el que sintoniza el canal autonómico gallego. “Esa noche lo habitual es que la Plaza del Obradoiro se llene con miles de personas. Es una gran fiesta, llena de jóvenes, porque el día siguiente se celebra la fiesta de Santiago Apóstol, nuestro patrón. Hay fuegos artificiales y espectáculos de luces. Pero al final fíjate lo que ha ocurrido. Es una pena. Ya no sólo por las víctimas, sino por toda esa gente herida, por las familias...”, subraya.
Desde entonces asegura que ha recibido las condolencias de numerosos ceutíes con los que ha forjado amistades de décadas, el tiempo transcurrido desde que en 1958 desembarcó en la ciudad para trabajar en el barrio de Hadú en la tienda de la familia Fariña, con la que está emparentado. Ceuta y su Galicia natal han marcado desde entonces su existencia, sin que la distancia haya levantado barreras en todo ese tiempo. “Aquí, conmigo, están mi mujer y mis dos hijas. Pero siempre nos encanta volver. Estamos aquí y al mismo tiempo allí, por eso estoy hoy tan desconcertado”, reconocía.
El viaje que emprenda en unos días le hará atravesar de nuevo España de sur a norte, pero no será en tren. “No, yo siempre voy en coche. Tengo el itinerario controlado. Paro, conozco los sitios... Primero unos 550 kilómetros y luego otro tanto, hasta llegar. Sin prisas, no como esa gente que hace todo de un tirón. Eso es un peligro”, destaca. “Veré a los amigos y volveré a finales de septiembre”, augura. “Qué mala coincidencia, el día antes del Patrón. Gente joven que iba a divertirse y fíjate cómo ha acabado todo”, lamentaba ayer negando con la cabeza.

La bandera en el cruceiro como señal de luto

Horas antes de que arrancaran anoche los tres días de luto oficial decretados por el Gobierno, la bandera gallega ya ondeaba con un crespón negro a media asta. El mástil en esta ocasión era el cruceiro que en 1976 donara el escultor José Cao Lata a la ciudad y que preside la Plaza de Santiago y la entrada al Centro Gallego, en las Murallas Reales. Fue la forma elegida por la asociación en Ceuta para honrar a las víctimas del accidente. También enviaron un telegrama al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, en el que testimoniaban sus condolencias y las hacían extensivas a los familiares de las víctimas y al resto de la comunidad autónoma. No habrá suspensión de actos en honor al Patrón de Galicia, Santiago Apóstol, porque ya se habían celebrado por adelantado durante el pasado fin de semana. Sí se baraja celebrar una misa, aunque ayer no estaba fijado el día.

 

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