Un bozal, eso fue lo que el portavoz del Gobierno andaluz, militante de IU, solicitó para el obispo de Córdoba después de que este publicase una carta sobre ideología de género en la que defendía razonadamente la postura católica, que para millones de ciudadanos es La Verdad. Este bozal que pretende implantar el portavoz no es solo al obispo, es un llamamiento implícito y explícito a amordazar a todos los ciudadanos que opinamos diferente a él.
La carta que provocó los ardores de estómago del portavoz, se puede leer en internet y advertir como no insulta a nadie, ni va dirigida contra nadie. A cambio, monseñor Demetrio, que así se llama el obispo de Córdoba, recibió la solicitud de un bozal, se le retrató de fanático religioso, se le acusó de provocador y de reincidir con avaricia en el error.
Esta es la forma en que rebate ideológicamente la portavocía del gobierno andaluz, con el insulto. Y es que la forma tiene mucho que ver con el fondo.
El asunto en si no tendría más importancia que la intolerancia y ansiedad que les provoca el pensamiento diferente a muchos miembros de IU. Algo a lo que ya estamos acostumbrados el resto del mundo que no pensamos como ellos.
La cuestión es, que lo hace el portavoz del gobierno de todos los andaluces: católicos, musulmanes, hebreos, budistas, agnósticos, ateos, monjes zen, o lo que cada uno crea. Además, practica su incontinencia verbal en un blog personal, señal innegable de que le sobra tiempo.
Quizá lo que le faltó decir a este portavoz fue que, mientras él escribía ese lamentable discurso de intolerancia, muchos funcionarios andaluces no solo no habían cobrado la paga extra, tampoco habían percibido la paga de diciembre a principios de enero.
Y él, mientras tanto, dedicándose a zurrar la badana al obispo de Córdoba que, como es sabido por todos, es un claro elemento desestabilizador, origen verdadero y profundo de la crisis social y económica que sufre España, causante de todos los males y desgracias que acompañan a Andalucía, y de las malas pulgas que gasta el aludido portavoz.
A tenor de la verdad, hay que decir que este portavoz se retractó de la palabra “bozal”. No lo hizo gratuitamente, tuvo lugar tras el movimiento social de rechazo que provocaron sus declaraciones. Pero no se desdijo de ni una sola coma más. De nuevo una muestra evidente de la profundidad de las reflexiones de un gobierno andaluz, que se fue en pleno de vacaciones navideñas (vade retro ¡Si es una fiesta cristiana!) habiendo cobrado los pluses de productividad en marzo, mientras sus funcionarios pedían dinero prestado para las compras de Navidad.
El bozal que pretende implantar este gobierno democrático disfrazado de totalitario ( ¿o es al revés?) es tan grande, que han pretendido acallar las voces de las diferentes ONGs que reparten alimentos en Andalucía, para obligarlas a que lo hagan a través de la Junta de Andalucía, o lo que es lo mismo, que en los sacos de arroz ponga PSOE, perdón, he querido decir “Andalucía imparable”, del mismo modo que los USA lo hacen con los de azúcar en Etiopía. Pues eso… Andalucía imparable.