El Bajo D del bloque 1 de Loma Colmenar, en Ceuta, ya no cuenta con la presencia de Mohamed. Su muerte, a los 8 años de edad e investigada por la Policía, no solo ha roto de un mazazo a su familia sino que ha extendido esa conmoción a su barrio y a toda Ceuta. Mohamed era un niño espabilado, el pequeño del hogar, que terminó siendo víctima de una muerte no accidental sometida a las indagaciones policiales y judiciales.
El cuerpo del pequeño ha sido trasladado en torno a las 13:00 horas por la funeraria Al Qadar hasta la vivienda familiar en donde, en la más estricta intimidad, ha podido ser despedido por sus padres y hermanos. Ha sido un breve tiempo antes de partir hacia la mezquita del propio barrio en donde, tras el rezo, se ha procedido a llevarlo a hombros hacia el cementerio de Sidi Embarek.
Ahí se han registrado los momentos de mayor tensión. Lleva acumulándose mucho sentimiento desde que el lunes por la mañana se confirmara la muerte del pequeño, cuya desaparición se había denunciado en Jefatura la noche anterior. El entierro supondrá el cierre del ciclo de un duelo que ahora da paso a una nueva fase, la de asumir que Mohamed ya no está. En el lugar había miembros del colegio oficial de la psicología de Ceuta para prestar el apoyo a los familiares.
Demasiado pronto para que muera un niño, más aún en unas circunstancias tan complejas que deben quedar evidenciadas en la investigación que desde el primer momento se puso en marcha a cargo de la UDEV, que intenta permanecer ajena a la cuantiosa rumorología sin respeto alguno ni al secreto de sumario ni al suceso en sí que está trascendiendo a muchos de los medios de comunicación que dan por válidos datos que incluso son negados por la Policía.
Si el Juzgado de instrucción número 6 decretó secreto de sumario fue precisamente para proteger unas investigaciones que no pueden ponerse en riesgo difundiendo lo que no se debe. Más aún en algo tan delicado como es la muerte de un niño y todo lo que le rodea.
El entierro de Mohamed ha sido seguido por medios locales y nacionales que, en el caso de los últimos, se han desplazado en masa a nuestra ciudad. En torno a las 13:15 horas ha salido el féretro del interior de la vivienda para el rezo – el segundo del día (dhor)- en la pequeña mezquita de Loma Colmenar ubicada muy cerca de la casa del menor.
Se escribe la crónica que nadie quisiera redactar y sobre todo la que ha provocado estupor en una Ceuta que aún es incapaz de asimilar lo que ha sucedido. Las escenas de dolor se han repetido en momentos dispares de este entierro.
En el cementerio, entre las cientos de personas que han emprendido camino hacia el lugar, estaban no solo las principales autoridades de la ciudad sino también docentes del colegio Severo Ochoa, en donde estudiaba el niño.
Momento del entierro de Mohamed en Sidi Embarek
La salida del féretro desde la mezquita ha tenido lugar casi a las dos de la tarde, tras rezarse la plegaria específica para el menor. Cientos de personas han bajado desde Loma Colmenar. Los varones portando el féretro para emprender ruta al cementerio, mientras las mujeres quedaban en la parte superior.
La Policía Local ha controlado el tráfico para normalizar la llegada de los restos del pequeño hasta el lugar en el que se iba a proceder a su entierro, llenándose todo Sidi Embarek. Los restos del niño, portados a hombros, se depositaban en la parte baja del cementerio, en donde se le daba el último adiós.
Ha sido uno de los entierros con mayor afluencia de asistencia no solo física –los que estaban allí- sino desde otros ámbitos a través de redes sociales, recogiendo cada uno de los detalles de lo que estaba ocurriendo que no es más que la crónica de una auténtica tragedia.
Ahora tras el entierro del pequeño, lo único que persiste es, además de su recuerdo, la plena confianza en que la justicia haga su trabajo al igual que la Policía Nacional, que se centra en esclarecer lo que ha podido pasar.
DEP esto no tiene que ocurrir mas. Una pena grandisima