La lengua es la patria, "la casa del Ser" que decía el filósofo Heidegger. Los juegos del lenguaje, el contexto, la situación, la intencionalidad y las emociones son la vida de las palabras.
El lenguaje adquiere significados distintos aunque deberemos saber que identidad de significante no comporta identidad de significado y que un mismo concepto está sometido a la estructura profunda de lo que realmente queremos decir.
La distancia, la cercanía, el amor, la tristeza; todas ellas son palabras como puertas de entrada a caminos que se separan y se vuelven a encontrar
Hoy discutía con un colega sobre la diferencia del “tú” y el “usted”, un tratamiento de cercanía o distancia con la persona. El tú lleva implícita confianza, amistad, trato entre iguales, camaradería, compañerismo...
El usted muestra una distancia por cualquier motivo: rango, respeto por la diferencia de edad, frontera entre dos interlocutores, distancia que intenta entablar un diálogo entre personas marcando las posiciones en las que cada uno se encuentra.
Para ‘El Cañonazo’ de hoy consulté ‘El María Moliner’, uno de los mejores diccionarios de uso que ha vencido al tiempo.
"El tú es, para mí, andar con los mismos zapatos, cargar con la misma mochila, preparar los aperos para hacer frente a todos los " ustedes" que nos tratan como medios y no como fines"
La norma dice que se debe tratar de usted a aquellas personas con las que no tengamos suficiente confianza.
Si una persona mayor quiere que le tuteen ya nos lo indicará. Al principio de cualquier conversación es mejor empezar tratando de usted a una persona mayor. A las personas de mayor rango o jerarquía tampoco se las debe tutear, tampoco a las personas con las que no tenemos ninguna confianza.
Pero ahí viene la magia. Mis alumnos me hablan de tú o de usted, me es igual siempre que se sientan cómodos. Yo, si me enfado, utilizo el usted, también lo utilizo con personas con las que ni me une ni me unirá ningún vínculo afectivo, lo utilizaré como una asepsia propia de hospital. Me es igual quién sean, cuál sea su edad, su profesión o el lugar que ocupen por circunstancias.
El tú lo empleo cuando entre mi interlocutor y yo hay algo más que comunicación: estar juntos, trabajar juntos, luchar juntos, empatizar juntos, hacer revoluciones juntos. El tú es un abrazo, una mano tendida, un "estoy contigo" un " vamos en el mismo equipo”.
Tratar de usted a alguien cercano es poner tierra por en medio, es significar que estamos a miles de kilómetros y no pensamos acercarnos, es protegerme de un enemigo que no me ha declarado la guerra.
El tú es, para mí, andar con los mismos zapatos, cargar con la misma mochila, preparar los aperos para hacer frente a todos los " ustedes" que nos tratan como medios y no como fines.
El tú es un beso, una caricia, un "¡Venga, lo vas a conseguir!”.
En algunas ocasiones los que nos piden el tuteo utilizan la trampa de un tú plagado de superioridad.
Así es.
Yo escribo ‘El Cañonazo’ para vosotros, para el pueblo de Ceuta, para los que escuchan el trueno de las 12 y piensan que en el Monte Hacho alguien como ellos habla por ellos.