El candidato republicano, Donald Trump, ha declarado este miércoles su victoria en los resultados de las elecciones presidenciales de EEUU. Una de las promesas que no cumplió en su anterior fue la construcción del muro en la frontera con México, con similares ecos globales que las vallas de Ceuta y Melilla.
Durante la campaña frente a la demócrata Kamala Harris, resurgió el tema de la inmigración y, en particular, la finalización de muro de Donald Trump.
El presidente electo se comprometió a construir 800 kilómetros de muro, algo que no llegó a completarse por varios motivos en la legislatura 2017-2021. La razón principal es que a inicios de ese Joe Biden sucedió a Trump en la Casa Blanca.
Sin embargo, parte de lo que levantó fue reemplazo o refuerzo de lo que ya había, según informan medios de comunicación a ambos lados del Atlántico. Con su victoria en las elecciones 2024, podría retomar su proyecto.
Para muchos votantes estadounidenses, la seguridad en sus fronteras sigue siendo una prioridad y Trump, conocedor de ello, ha continuado con sus ataques a los inmigrantes. Un argumento que para muchos votantes evidencia la postura firme de quienes apoyan políticas restrictivas.
Ceuta Melilla cuentan con pasos fronterizos con Marruecos donde intentan controlar el flujo de inmigrantes procedentes de varios países africanos.
Sus vallas, en cierto modo, son un muro 'a la europea', levantadas para frenar la inmigración irregular hacia Europa. Al igual que el muro de Trump, la defensa de sus perímetros fronterizos han sido objeto de debate, tanto por su efectividad como por el dilema ético y humanitario que plantea.
La comparación entre ambas barreras es inevitable: en ambos casos se plantea el uso de infraestructuras físicas para frenar el flujo migratorio, aunque las circunstancias y las poblaciones afectadas sean distintas. En EEUU, el muro pretende detener a quienes buscan cruzar la frontera desde México y América Central en busca del sueño americano. En las ciudades autónomas, la valla intenta impedir la entrada de migrantes provenientes de toda África, quienes ven en Europa una tierra de oportunidades y estabilidad.
Este paralelismo entre el muro de Trump y la valla de Ceuta y Melilla muestra cómo los muros y vallas reflejan las tensiones de un mundo globalizado donde la inmigración se percibe tanto como una crisis que amenaza el orden como un derecho humano.
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