Categorías: Opinión

Tribulaciones de primavera

Por fortuna en nuestra asociación estamos vacunados contra el optimismo cegador y obligatorio, una forma de cretinismo que diría Jorge Reichmann. Por eso perseveramos en la crítica como una fórmula para no desesperar de tanta ceguera colectiva con respecto a la monstruosa realidad política-burocrática que nos rodea.

Quizá contribuyamos a largo plazo junto con otros luchadores a crear opinión que vacune contra la ceguera accidental o elegida que disminuye nuestro potencial humano. A través de la crítica, es como si se pudiera contribuir a la posibilidad del milagro colectivo que transformará la tiranía pseudo-democrática en la que nos vemos inmersos en un producto político mejorado. Un concepto de milagro dentro de la esfera humana y que no guarda relación con lo divino, se trata de ayudar a provocar un cambio sustancial que no pueda incluirse en ninguna predicción estadística. Claro que en este camino sirven tanto los artículos críticos como los escritos poéticos, bondadosos y emotivos que nos descubren realidades ocultas por las vendas de la vulgaridad vital y del costumbrismo provinciano; creemos que ambos tipos de contribuciones pueden ir bien de la mano y combinados para que produzcan mayores efectos. En Ceuta, como en el resto del universo humano la cuestión se reduce mucho entre los partidarios de medir la vida en dinero o los que pensamos como Reichmann que la vida solo se puede medir en vida. Estoy convencido de que somos muchos más los que pensamos en la segunda opción mientras que los adoradores del dinero y sus consecuciones materiales continúan en su particular visión distorsionada de la realidad. Entre las peores cosas que hacen el dinero y los delirios particulares es que transforma a las personas en seres monstruosos con apariencia de normalidad, esto siempre lo vio y reflejó en sus cuadros el Bosco. Y los grandes esfuerzos de la máquina del poder económico/político/burocrático van encaminados justamente a cegar y ofrecer confortabilidad para dejar de apreciar el carácter monstruoso de sus actuaciones. En fin, algo nada nuevo ya Camus escribió "Rechazar el fanatismo, reconocer la propia ignorancia, los límites del mundo y del hombre, el rostro amado, la belleza, en fin, he ahí el campo donde podremos reunirnos con los griegos. Como si no se habla de anormalidad se pueden calificar las actuaciones y trayectorias de los políticos en el ejercicio del poder y de sus círculos de amigos. Nuestra amiga Carmen, directora de este medio que nos permite expresarnos con grandes dosis de libertad, es una de las afortunadas voces críticas que va indicando las promesas no cumplidas de los políticos o las reiteradas faltas morales, incoherencias, estupideces, inconsistencias y demás comportamientos estrafalarios más propios de seres diferentes a lo puramente humano. Detectar las monstruosidades puede ser, por lo tanto y entre otras muchas formas de apreciar anormalidades, vislumbrar comportamientos que se alejan de lo que se entiende por humanamente ejemplar. Pongamos algunos ejemplos de Ceuta sobre lo que deseamos trasmitir. La permanencia de cargos políticos en el ayuntamiento de militantes del partido en el poder es una anormalidad política típica de nuestro país que nos lastra y convierte en profesionales a personas que se suponen que ya tienen su profesión. La perpetuación en el cargo político es una de las mayores perturbaciones de los sistemas democráticos. El actual consejero de medioambiente de nuestro ayuntamiento podría volver a su trabajo de funcionario y no lo hace; lo peor es que desde el partido popular de Ceuta (un partido con muchos militantes y simpatizantes) en vez de alentar su sustitución se le va aupando de un puesto a otro como si se tratara de una mente imprescindible. Imaginamos que su leyenda de imprescindible se deba a haber pasado por múltiples puestos de gestión política, algunos como en la desaladora dónde no se sabía bien cuál era su cometido. Evidentemente y como corresponde a alguien sin una preparación específica en el terreno ambiental se comporta con bastante vulgaridad en su gestión como la mayor parte de los profesionalizados de la política. Es por ello que su gestión ambiental es más bien escasa y se diferencia poco de otros representantes que han ocupado este puesto pero sin duda está imprimiendo su sello especial. Al abandono secular de la cuestión ambiental en Ceuta el suma sus propias hazañas que podrían partir de su propia confusión con el medioambiente pues lo reduce a menudo en una suerte de utilitarismo para facilitar ciertos usos ciudadanos o eliminar problemas muchas veces causados por la dejadez crónica del ayuntamiento. Este es el caso de la proliferación de gaviotas, por este molesto motivo, últimamente y con dosis de crueldad ha ordenado o permitido a la empresa municipal Obimasa las matanzas de pollos de gaviota patiamarilla. Huelga indicar que eso de la sociedad civil y la Agenda 21 no creemos que sepa realmente lo que es pero se aplica a los caminitos litorales hasta construir un murete en la propia playa de cantos del litoral de Fuentecaballos que no puede ser legal. Jocosamente y dentro del prolífero territorio de la comedia humana se presenta a los consejos de caza con un chaleco de cazador que viene a indicar mucho sobre este eterno cargo político. Que decir de la consejera de cultura, otro ejemplo de anormalidad política por su persistencia en el cargo y quizá por sus actuaciones poco apropiadas. Terminar una licenciatura y un doctorado durante los mandatos políticos en los que ha sido ininterrumpidamente consejera de educación y cultura nos resulta sorprendente a los que sabemos los esfuerzos que suponen tales actuaciones y sobre todo las exigencias de los cargos políticos. Y nos preguntamos si quizá por ello continúa el abandono secular del patrimonio histórico y de tanto monumento por rehabilitar para uso y disfrute de todos. Quizá la consejera de educación y cultura solo esté preparando su salto hacia otro destino cuando deje la política o mejor la política la deja a ella. La ejemplaridad de volver a su puesto de trabajo es un sacrificio enorme, pregunto. En general pedir a los cargos políticos que permitan el paso a otros siquiera compañeros del mismo partido y que cuenten con la sociedad civil para ayudarles en su dificultosa labor nos parece un sacrificio fuera del alcance de estas personalidades. El clientelismo, el caciquismo, la profesionalización de la política y su burocratización son anormalidades que explican monstruosidades que nos rodean. De ahí la falta de normalidad en muchos de los acontecimientos sociales, de ahí que padezcamos monstruosidades del calibre de mantener la sirena de Ceuta abandonada y sin uso público y cívico después de haber sido rehabilitada con el dinero de todos.

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