Comunicar una falsa amenaza de bomba está penado. Y eso es lo que ha hecho el Juzgado con el suceso ocurrido el pasado miércoles en el IES Siete Colinas, en Ceuta.
Tres adolescentes alumnos de FP del citado centro idearon una broma que terminó yéndose de las manos después de que la Policía ordenara desalojarlo.
El CNP ha conseguido identificar a los tres implicados y judicialmente se ha dictado condena por conformidad para uno de ellos, el único que ha reconocido los hechos.
Tendrá que cumplir 3 meses de servicios a favor de la comunidad.
Los otros dos, que acudieron este mismo viernes citados a declarar tras no ser localizados en sus viviendas en un principio, no han colaborado con la Justicia por lo que tendrá que haber juicio para ellos.
El Código Penal recoge condenas para quienes afirmen de forma falsa o simulen una situación de peligro provocando la movilización de los servicios policiales, de asistencia o salvamento como así fue el caso.
Se contempla pena de multa o incluso un año de cárcel, existiendo distintos grados de sanción en el caso de que sean o no menores amén de que hayan reconocido el delito.
La idea se habría gestado cuando estaban en una clase de guardia
La llamada se hizo directamente al 112, teléfono único de emergencias, sin medir las consecuencias que tal acción podía tener. Una idea que se habría gestado, según fuentes judiciales, cuando estaban en una clase de guardia.
Esa llamada generó una auténtica alarma social que supuso que 1.400 estudiantes y docentes tuvieran que abandonar el centro educativo.
La Jefatura Superior de Policía tuvo que activar la circular 50 y tras comprobar todas las instalaciones confirmó que se trataba de una falsa alarma. Movió a todos los especialistas así como a guías caninos después de que desde el teléfono único de emergencias se trasladara el contenido de la llamada recibida, tan grave que debía ser comprobado al detalle.
La evacuación del centro se hizo sin problemas pero tras la misma el caso no ha quedado dormido, aclarándose qué había detrás y dándose así con el origen de todo ello para considerar la oportuna sanción en torno a un tipo de comportamientos que no pueden volver a repetirse.
Esa misma jornada, en otro instituto de la ciudad, se hizo otra llamada falsa a la Policía informando de una supuesta agresión que al final no fue tal.
Yo los ponía a quitar cacas de perros por las calles.
Pues que caiga todo el peso de la LEY