Si alguien es merecedor del calificativo de traidor es el tránsfuga. No solo traiciona a sus compañeros, sean del partido político que sean, también al partido político que depositó su confianza en ellos al incluirlos en una lista como candidatos a ejercer una alta función pública representando unas ideas, un programa que de antemano conocían, pero sobretodo traicionaron a los cientos de ciudadanos que depositaron su voto en unas elecciones democráticas atraídos por un programa de actividad política que, de ganar, pondrían en práctica para el desarrollo en todos los aspectos de la sociedad a través de su acción política.
Alcanzo a entender que si en un momento dado sus ideas de cómo debe funcionar y desarrollarse su actividad política cambian, decidan dejar su escaño y entregar su acta de concejal, de diputado o de senador, eso es coherencia y honradez. No se vota un nombre, se vota una idea, un programa o unas siglas y a vosotros, tránsfugas, no os votan los ciudadanos, votan ideas, programas y acciones políticas.
Por eso sois traidores a todos, a vuestro partido, a vuestros compañeros, a vuestras ideas, a la Asamblea a la que pertenezcais y lo más grave a todos los ciudadanos que votaron. Por eso debéis recobrar vuestra dignidad y regresar a vuestra actividad particular y no pública, entregar vuestra acta de diputado y seréis honestos y no pasaréis a la historia como traidores.