Un grupo reducido de trabajadores
transfronterizos que quedaron atrapados en Ceuta se ha concentrado en la tarde de este domingo en la plaza de los Reyes para visibilizar la situación en la que se encuentran y en representación de unas 500 personas que siguen bloqueadas en la ciudad. Su objetivo no es volver a
Marruecos y quedarse allí, ya que en Ceuta tienen trabajo, sino poder ir y venir cruzando el Tarajal. Una aspiración que depende de dos países y que hoy por hoy, debido a la pandemia y las prórrogas de cierre, es inviable. Mustafa Fezzak, como portavoz del colectivo, ha explicado a
FaroTV la situación en que se encuentran estas personas. Piden al rey de Marruecos que intervenga. “Llevamos más de 8 meses trabajando aquí, pero sus familias están en Marruecos. Hay personas a las que se les han muerto sus padres estando aquí y no han podido verlos. Aquí están sufriendo mucho, piden al rey de Marruecos que haga un camino para que puedan salir por la tarde a su país y regresar a Ceuta por la mañana”, explica.
Los afectados instan a Mohamed VI a que mire hacia Ceuta y hacia la situación de los trabajadores marroquíes, de igual manera reclaman apoyo a la Delegación del Gobierno para que se lleven a cabo gestiones que permitan el flujo de estos trabajadores de uno a otro lado del paso del Tarajal, que cerró el pasado 13 de marzo. Solo se ha abierto a través de un pasillo humanitario para facilitar algunas repatriaciones. “Estas personas están sufriendo mucho”, añade Fezzak. Son en total unas 500 las que llevan ocho meses sin poder salir a su país. Todos tienen contrato de trabajo pero durante este tiempo no han podido ver a sus seres queridos. “Esta gente tiene su documento, tiene seguro social, todo legal en Ceuta”, aclara. Al otro lado de la frontera, otros tantos marroquíes aspiran a lo mismo, a disponer de un pasillo humanitario para poder volver al lugar en donde trabajaban. Muchos de ellos han sido dados de baja en la seguridad social por sus empleadores, pero hay otra bolsa de trabajadores que sigue contando con ese respaldo social. El problema radica en hasta cuánto tiempo podrán aguantar así.