El Gobierno de España (PSOE), abandona por segunda vez al pueblo saharaui a su suerte, después de que el Gobierno de Franco -agonizante en el Pardo- lo entregase a Marruecos tras LA «MARCHA VERDE» en noviembre del año 1975 para su descolonización... El Sahara no era una colonia. El Sahara era una provincia española, con sus representantes en Las “Cortes Franquistas”, que abandonamos de manera vergonzante en manos de Marruecos. Ahora, el Gobierno del PSOE, de desdice de su política tradicional, y de lo que se ajusta en su programa electoral de abril de 2019, a saber: «Promoveremos la solución al Sahara Occidental a través del cumplimiento de la "Resolución de Naciones Unidas", que garantizan el "Derecho de Autodeterminación" del pueblo saharaui". Para ello trabajaremos para alcanzar una solución justa, definitiva, aceptable y respetuosa con el principio de autodeterminación del pueblo saharaui».
¡Dios mío!, hasta dónde puede llegar la desvergüenza de este Gobierno socialista y concretamente la de su presidente y secretario general del PSOE.
Nunca hemos visto tamaño despropósito y virar hasta las antípodas en la política exterior tradicional que hemos mantenido como potencia descolonizadora y responsable del Sahara Occidental.
Todo lo que concierne a la política -tanto interior como exterior- en nuestro país adquiere la naturaleza de “opera bufa o de esperpento” que ya hemos mencionado alguna que otra vez en los artículos que El Faro tiene a bien publicarnos desde hace ya más de diez años.
Ahora que estamos presenciando como Rusia asalta a sangre y fuego a un país libre e independiente y miembro de la Asamblea de la ONU: el Gobierno se descuelga con una declaración a fin a las tesis marroquíes de anexión del Sahara Occidental al territorio del «Gran Marruecos» que en su alucinación virtual alcanza hasta Granada.
Nunca un presidente de Gobierno y secretario general de un partido político -el Sr. Sánchez-, nos ha hecho sentir tan mal y nos ha hecho sentir la vergüenza de sentirnos socialistas. Es tan grande la pena y la tristeza que pareciera que nos hubiéramos quedado sin alma. Si pudiera expresar con palabras la profunda tristeza que habita en nuestro interior, sería la de “asco”. Sí; asco por la política y por los políticos de turno, como el Sr. Sánchez, que piensan que vale todo, que no hay límites en los objetivos a alcanzar y, como en un bazar lleno de baratijas insustanciales a precios de saldos, todo puede comprarse y venderse igual que el Fausto de Goethe vendió su alma al diablo…
Hace cerca de 50 años Marruecos aprovechando la agonía del dictador Francisco Franco y ayudado y asesorado por EEUU, emprendió la «Marcha Verde»(*) para tomar e integrar el Sahara Occidental -provincia española- a su territorio. Cuestión que se consumó cobardemente por el Gobierno español y el entonces príncipe Juan Carlos, que asumió provisionalmente la Jefatura del Estado, mientras Franco agonizaba y el régimen se tambaleaba.
De aquella se acuñó un término empleado hasta la saciedad por el reino alauita, pongamos: «Somos más que hermanos». En referencia a la fraternidad, a todas luces interesada, por la toma de postura de España a sus tesis. Y, ahora, de igual manera los «más que hermanos» han presionado a España con no controlar las fronteras de Ceuta y Melilla por la invasión de emigrantes; y, así mismo, con no colaborar en el terrorismo fanático religioso, para que España se avenga necesariamente a sus tesis anexionistas sobre el Sahara Occidental.
Sin embargo, un país que ha invadido con 10.000 súbditos marroquíes en el pasado mes de mayo la ciudad de Ceuta, exponiendo a estos ciudadanos contra las vallas y a morir en las aguas que circundan la frontera: ¿puede considerarse un país amigo que respeta la constitución española de 1978 y el ordenamiento jurídico internacional?
En nuestra opinión Marruecos o dicho de otro modo más explícito, a saber: El rey y el Gobierno de Marruecos, han demostrado con la invasión de Ceuta y Melilla del pasado mayo del 2021 no tener ningún escrúpulo con sus propios ciudadanos; y, así también con un país amigo como es España que siempre le ha tendido la mano; y, a cambio, sólo ha recibido desaires, traiciones y chantajes más allá de lo soportable. A buen entendedor sobran las palabras. Perdónenme mis queridos lectores, si no me he explicado lo suficiente; o, tal vez, no haya sabido exponer nuestro artículo con mejores palabras y más sencillas…
En Cádiz, a 22 de marzo de 2022
(*) La marcha verde fue la invasión marroquí de la provincia española del Sahara,1 iniciada el 6 de noviembre de 1975. El plan consistió en transportar a 300 000 civiles con unidades militares armadas camufladas entre ellos.3 Fue diseñado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos y contó con su apoyo logístico y el de la CIA.3
Hasán II instó al pueblo marroquí a realizar una marcha «pacífica», principalmente de niños y mujeres desarmados, para recuperar los territorios del Sahara ocupados por España.9 A las columnas de civiles que marchaban hacia el sur vía Tarfaya se unieron también 25 000 soldados de las Fuerzas Armadas Reales, que se dirigían a la provincia española por el este.2
Invasión
El 5 de noviembre, Hasán II anunció que al día siguiente los civiles cruzarían la frontera. Las fuerzas españolas, siguiendo órdenes del Gobierno, se replegaron a unos kilómetros de la frontera, minaron la zona y se colocaron inmediatamente detrás. A las 10:33 horas del día 6, los primeros voluntarios de la marcha cortaron la alambrada y rebasaron la línea de demarcación, adentrándose en territorio español cercano al puesto abandonado de Tah. Por la tarde, unos 50 000 civiles se encontraban acampados en territorio español.2
De manera inmediata el Consejo de Seguridad se volvió a pronunciar aprobando otra resolución, la 380, en la que «deplora la realización de la marcha» e «insta a Marruecos a que retire inmediatamente del territorio del Sáhara Occidental a todos los participantes en la marcha», así como volver a hacer un llamamiento al diálogo.10 Sin embargo, y en el marco de la Guerra Fría, Estados Unidos y Francia dieron su beneplácito a la anexión marroquí del territorio,1 ya que Argelia y el Frente Polisario eran cercanos a la Unión Soviética.2
El día 9, tras la visita del ministro de la Presidencia español Carro a Agadir para negociar con el monarca alauí, el rey da la orden de repliegue y los civiles abandonan la provincia española.2
Acuerdo Tripartito y salida española del territorio
Una semana después, con Juan Carlos de Borbón como jefe de Estado en funciones —Franco ya agonizaba en Madrid—, España, Marruecos y Mauritania firmaron el Acuerdo Tripartito de Madrid, en el que España reiteró su intención de descolonizar el Sahara «poniendo término a las responsabilidades y poderes que tiene sobre dicho territorio como potencia administradora» e instituyó una administración temporal «en la que participarán Marruecos y Mauritania, en colaboración con la Yemaá», la asamblea de notables tribal, estableciendo que esta sería la expresión de la opinión del pueblo saharaui. Por último, se estableció que España pondría fin a su presencia en el territorio antes del 28 de febrero de 1976.11
El 10 de diciembre, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó —España, Marruecos y Mauritania votaron a favor— la Resolución 3458 B, en la que se reafirmaba «el derecho inalienable de todas las poblaciones saharianas originarias del territorio a la libre determinación» y se pedía a las partes «una consulta libre organizada con el concurso de un representante de las Naciones Unidas designado por el secretario general».12
El 26 de febrero de 1976, el representante permanente de España ante las Naciones Unidas comunicaba que el Gobierno español daba por terminada definitivamente su presencia en el territorio, ya que cesaba «su participación en la Administración temporal que se estableció para el mismo (sic)», pero matizando que «la descolonización culminará cuando la opinión de la población saharaui se haya expresado válidamente».13
Un día después, Marruecos transmitió al secretario general de las Naciones Unidas que «la Yemaá del Sahara, reunida en sesión especial el 26 de febrero de 1976 en El Aaiún, ha aprobado por unanimidad la reincorporación del territorio del Sahara a Marruecos y Mauritania, de conformidad con las realidades históricas y con vínculos que han unido siempre a la población sahariana con esos dos países».14 Dicha decisión sería contraria al dictamen del 16 de octubre de 1975 del Tribunal Internacional de Justicia:
El material y la información que se le han presentado [al Tribunal Internacional de Justicia] no demuestran la existencia de ningún vínculo de soberanía territorial entre el territorio del Sahara occidental y el Reino de Marruecos o el complejo mauritano. Por lo tanto, la Corte no ha encontrado vínculos jurídicos de naturaleza tal que puedan influir en la aplicación de la resolución 1514 (XV) [sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales] en lo que respecta a la descolonización del Sahara occidental y, en particular, en la aplicación del principio de la libre determinación mediante la libre y auténtica expresión de la voluntad de los pueblos del territorio.1
Con la retirada de las fuerzas españolas, y basándose en la decisión de la Yemaá, Marruecos ocupó la zona septentrional y oriental del territorio y Mauritania, la meridional. El Frente Polisario anunció que continuaría con la guerra de guerrillas y proclamó la noche del 28 al 29 de febrero la República Árabe Saharaui Democrática.15
Consecuencias
Actualmente la situación sigue sin resolverse. La Misión de Naciones Unidas para el referendo en el Sahara Occidental sigue activa, pero Marruecos la rechaza, argumentando que no le corresponde supervisar la situación de los derechos humanos en el Sahara.16 Para el derecho internacional, España sigue siendo la potencia administradora del Sahara Occidental —el Acuerdo Tripartito de Madrid no es válido, pues según la ONU «no transfirió la soberanía sobre el Territorio ni confirió a ninguno de los signatarios la condición de Potencia administradora, condición que España, por sí sola, no podía haber transferido unilateralmente» y Marruecos lo ocupa. (Wikipedia).