La Funeraria Al Qadr ha procedido al traslado a
Marruecos del cadáver del
joven Tarik Tueieb. Con solo 23 años, murió ahogado justo hace una semana cuando quería llegar a Ceuta a nado. Era la segunda vez que lo intentaba. Miembro de una familia muy humilde, formada por padres y varios hermanos,
Tarik, natural de Tetuán, había emprendido ruta con el ánimo de mantener a sus seres queridos.
Murió en el intento, un día de intensa niebla, una jornada en la que decenas de adultos y menores siguieron el mismo camino que terminó con la vida de este joven. Tras su identificación, los familiares ayudados de entidades y conocidos, han favorecido el regreso de Tarik a su tierra, en donde será enterrado. En un coche fúnebre ha llegado este miércoles a la frontera del Tarajal para su repatriación. Justo hace una semana este fue el recorrido que siguió Tarik, arrojándose al mar por el espigón fronterizo ubicado justo al lado del paso. Horas después su cadáver fue encontrado en las inmediaciones de la antigua cárcel de mujeres, de donde lo sacaron los GEAS de la
Guardia Civil y profesionales de Marsave.
En un ataúd. Así regresa a su tierra este chico que en septiembre cumpliría los 24 años. En su caso ha podido ser identificado atendiéndose la querencia de su familia por darle sepultura en su propia tierra. En otros casos esa identificación llega cuando ya nada puede hacerse.
Ha sido el caso de Zakariae Lamarti, el joven de 23 años que, enfundado en traje de neopreno, murió al cruzar a nado hallándose su cadáver flotando en las inmediaciones de la playa de la Almadraba, justo en el día de la celebración de los actos de la Virgen del Carmen.
Otras identificaciones sin éxito
A él se le ha podido identificar y reconocer, sobre todo gracias a los tatuajes que presentaba en uno de los brazos y en el pecho. Cuando se ha conseguido dar con su familia era ya demasiado tarde: había sido enterrado en Sidi Embarek. La falta de instalaciones para mantener un tiempo prudencial los cuerpos en depósito lleva a situaciones de este tipo. Las identificaciones llegan después de los entierros y para solicitar la exhumación ya hay que esperar años.
Y no es la primera vez que sucede, tanto con marroquíes como con argelinos y subsaharianos quienes, tras ser despedidos en Ceuta, han sido reclamados por sus familias sin que poder hacerse ya nada. Tarik, el joven que pretendía servir de sustento a su familia, que pretendía marchar a Europa, recibirá sepultura en su país.