La Audiencia deberá determinar si un acusado de tráfico de drogas solo pretendía consumir.
El 10 de noviembre de 2015, agentes del Subgrupo de la UPR destinados específicamente en la barriada del Príncipe se llevaban detenido a un ceutí tras hallarle en posesión de 15 papelinas de cocaína y heroína. La Policía consideró que aquel caso podía enmarcarse en los que integran la hilera de historias delincuenciales vinculadas al tráfico de drogas. Ayer, el tribunal de la Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta tenía la encomienda de valorar si M.M.C., visiblemente deteriorado por el consumo de drogas durante años, cumplía con el perfil de traficante o simplemente era un consumidor sorprendido tras la adquisición de las dosis.
Tras la toma de declaración al acusado y a varios de los policías nacionales que intervinieron aquella madrugada, la Sala dejó el caso visto para sentencia dando antes buena muestra del fallo que se conocerá en próximas fechas al ordenar a los agentes de custodia que pusieran en libertad al acusado.
La figura que éste dibujaba en la Sala de la Audiencia era el reflejo de la degradación del ser humano debido al consumo de sustancias estupefacientes. Casi sin voz, delgado, con más años marcados en el cuerpo de los que realmente atesora, M.M.C. insistió una y otra vez al tribunal que aquella noche acudió al Príncipe a comprar droga para su consumo. “En mi vida nunca he vendido esto”, aseveró quien arrastra ya hasta cinco condenas por asuntos vinculados a la salud pública.
Los tres componentes de la UPR que prestaron declaración coincidieron en mantener que el detenido nunca se fugó del cerco policial, si bien cuando se le dio el alto al verle salir de uno de los ‘puntos caliente’ de venta de droga de la barriada posiblemente éste continuó su marcha al no escucharles.
Sí que hubo discrepancias a la hora de determinar si la posesión de 15 papelinas significaba expresamente su objetivo final de venta. Uno de los policías insistió en que dicha cantidad “supera el autoconsumo” porque “es difícil que un comprador lleve más de seis”. Otro, en cambio, elevó esa cantidad hasta las 18 ó 20 sin que ello signifique que quien las porta sea un traficante.
El Fiscal mantuvo su petición de condena al considerar que se cumplía con los requisitos para señalar al acusado como un vendedor de esta droga. Por contra la Defensa encuadró la figura de su patrocinado en la propia de quien acude a comprar la droga para consumirla abasteciéndose de mercancía para varios días, recalcando el “grado de deterioro evidente” que presentaba su cliente.
La Audiencia dictará sentencia pero ya, desde ayer, el acusado se encuentra en libertad tras permanecer más de medio año en prisión.