El confinamiento no ha sido impedimento alguno para que una tradición siga llegando a las casas de Ceuta. De la mano de Cristian Cajal, el típico pirulí que se reparte en Semana Santa está endulzando a todos los ceutíes.
Todos los días se levanta temprano y se pone manos a la obra hasta conseguir un buen número de pirulís, que luego son repartidos por toda Ceuta. Las medidas sanitarias son esenciales, por eso Cristian Cajal lo hace todo con el más mínimo detalle y sobre todo el reparto se hace con la utilización de mascarilla y guantes.
Cristian Cajal tiene claro que se le ocurrió esta iniciativa porque "a pesar de no haber procesiones, tenemos la Semana Santa de una forma diferente en casa con nuestros seres queridos. No podía faltar este dulce de nuestras tradiciones que siempre hemos vendido en nuestro puesto de palomitas de la plaza de Constitución. Este año, debido a la pandemia, no hemos dudado en hacerlo porque muchos nos preguntaban”.
Por un módico precio de 2 euros, los ciudadanos pueden adquirirlo durante esta Semana Santa y, a través del Facebook de Cristian Cajal Rivas, se pueden hacer los encargos.
La tarea no es nada sencilla, ya que tienen que madrugar y ponerse a hacerlos desde primera hora de la mañana. Sin embargo, el resultado es delicioso y de momento están llegando a muchos rincones. Los ceutíes están encantados con esta iniciativa y son muchos los encargos que se están haciendo. La labor del repartidor también es esencial, por eso es necesario en estos momentos donde no se puede desplazar de un lado a otro.
Cristian señala que esta Semana Mayor es “diferente pero llegará igual a nuestros hogares, con mucho amor y fe”.
No se olvida de su madre, la que le enseñó esta tarea. “La Gran Vía se llenaba del olor de la mezcla del incienso y del olor a palomitas de Carmen", ha recordado. Junto a su hijo Cristian trabajaban en ese humilde rincón donde tantos años ha estado con su máquina repartiendo tanta ilusión a muchísimos niños.
Estos pirulís además tienen un toque especial, una receta secreta que lleva pasando de generación en generación y que la hicieron anteriormente “Magdalena y Elena, madre y abuela de mi mujer”.