El gran drama de Ceuta es que no sabe mostrar a su propio pueblo las riquezas patrimoniales que tiene, que son muchas. Eso y carecer de un plan adecuado no solo para mantener lo que ya protegemos sino todo lo demás, buscando cooperación privada y sobre todo dando una utilidad. Ahora se presenta un cúmulo de actividades que buscan favorecer ese conocimiento con visitas pero ya sabemos que como no enganches bien al personal, como no se lo pongas fácil, este no se mueve.
Ceuta debe saber mostrar la historia de un montón de rincones preciosos que no los cuida como debiera y que encierran una potencialidad increíble. Lugares a los que debe darse una utilidad para su explotación que conlleve su cuidado obligado para así captar no solo al turismo local sino al que nos pueda venir.
Durante todo el verano hemos publicado cuantiosos reportajes de emblemas patrimoniales que no solo tenemos abandonados sino que se van cayendo poco a poco. Fuimos a la cárcel de mujeres, al castillo de San Amaro en el que se permite que unos okupas te impidan el acceso, a la batería de Valdeaguas, a los fortines... Su estado no es el óptimo y la excusa nunca puede ser que como tenemos tanto no podemos atenderlo. Precisamente es al contrario, como tenemos tanto hay que cuidarlo, protegerlo y mostrarlo al público. Y si la Ciudad no tiene capacidad para ello, tendrá que buscar convenios con entidades que organicen actos, que lleven a cabo rutas para que dichas joyas no solo sean conocidas sino también mantenidas como se debe.
Si algo bueno tiene Ceuta es su historia y la plasmación de toda ella en un montón de lugares. Si no somos capaces de mantenerla estaremos haciendo un flaco favor a las futuras generaciones que tienen el derecho de, al menos, poder conocer lo que fue esta tierra para, así, seguir manteniéndola.