Nunca antes se había llevado a cabo un trabajo de este calado en la Jefatura Superior de Ceuta. Decenas de identificaciones, de reseñas de huellas, de elaboración de expedientes, análisis de la legislación y de los tratados en vigor... Se avecinaba un operativo a contrarreloj y sin igual. "Nunca antes se había hecho un trabajo así", explican fuentes policiales a este periódico.
El objetivo era tramitar los expedientes de devolución de la práctica totalidad de subsaharianos que horas antes habían entrado en Ceuta reventando el vallado fronterizo. Tenían horas por delante para afrontar un "tremendo esfuerzo" al que había que añadir "el cumplimiento escrupuloso de la ley", añaden.
Desde las nueve de la noche del miércoles se comenzó con un operativo nunca antes desarrollado en la Jefatura. Todos los agentes disponibles de la Brigada de Extranjería y componentes de la Científica tenían la misión de registrar a todos los subsaharianos, reseñarlos, identificarlos como recién llegados... y para eso había que echar mano de todo el personal y de análisis de imágenes.
Seguridad Ciudadana, UPR y la UIP garantizaron la seguridad en un entorno de la Jefatura a la que iban llegando en grupos de diez o veinte los subsaharianos recién ingresados. "Todos los expedientes de devolución había que hacerlos con una urgencia extrema. Se ha trabajado mucho y muy duro, con una buena organización y buen hacer".
Hubo que cenar en Jefatura, no perder ni un minuto para avanzar con la mayor cantidad de personas. Hasta bien entrada la madrugada, tal y como adelantó este medio, fueron reseñándose todos siendo después trasladados a los calabozos de la Policía en el Tarajal o al puerto, echando mano de la colaboración de la Guardia Civil.
Cada expediente se tramitó con la asistencia letrada de 12 abogados
Cada expediente se tramitó con la asistencia letrada de doce abogados evitando además que se pudieran organizar altercados o revueltas en el CETI. Toda la Policía estaba entregada a estos menesteres, cualquier fallo podía desencadenar en algo peor. En la Delegación del Gobierno el secretario firmaba todos los expedientes. Se estaba fraguando una entrega de personas que nunca se había visto en Ceuta de esta índole.
"Entre todos se ha sacado adelante el trabajo", añaden las mismas fuentes. Al regreso a sus hogares algún agente se llevó piojos a su casa. Se estaba trabajando en unas condiciones extremas pero la orden era hacer toda la labor en horas para conseguir que por la mañana se procediera a la admisión de los subsaharianos por Marruecos. Veremos si lo que ha ocurrido en estas horas queda como algo puntual o se convierte en una forma de proceder.
En la Guardia Civil confían en que sea rutina, al menos con los saltos por el vallado que se lleven a cabo con marcada violencia. "No podíamos seguir así. Temíamos realmente que en breve hubiera un muerto, inmigrante o guardia. No es normal este tipo de entradas y sabíamos que iban a ser todas iguales", reseña el Instituto Armado.
Y es que ese es el trasfondo detrás de este operativo, el temor que había a que algo peor sucediera en próximos pases. La Benemérita tenía información de que todas las incursiones venideras iban a ser idénticas. Se encontraban desbordados, sin capacidad de reacción y sin saber cómo actuar.
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