Los trabajadores del Convenio de Inmigración están esperando una respuesta del Gobierno de la Ciudad de Ceuta sobre su futuro, dado que como cada año su contrato finaliza el 31 de diciembre, acuerdo que se ha ido renovando con el Estado anualmente desde 2005.
Dicho colectivo presta servicio en la Consejería de Asuntos Sociales, Sanidad e Igualdad, dentro de los Servicios Sociales Comunitarios, “siendo imprescindibles para el correcto funcionamiento de los diferentes programas y talleres que son atendidos por este colectivo, afectando de manera muy severa y negativa la no renovación de dichos trabajadores, no pudiendo atender a la población mas vulnerable de la ciudad, quedando totalmente desprotegidos”, explican en un comunicado remitido a este periódico con el que han pretendido visualizar sus quejas y su situación que les genera una gran angustia.
El Gobierno ha manifestado verbalmente en reiteradas ocasiones al grupo de trabajadores que pertenecen al Convenio la intención de mantener los puestos de trabajo. Los afectados continúan a la espera de que la Ciudad se pronuncie esta semana, trasladándoles a la administración como se sienten ante esta espera que continúa prolongándose y que les está causando gran inquietud. No saben qué futuro les espera.
Ya en el año 2012 a estos trabajadores se les prometía una estabilidad laboral indicando que sus contratos no tenían fecha de finalización pero la realidad es que a fecha de 31 de diciembre tendrán que pasar por una renovación que les devuelva esa tranquilidad que ahora pende de un hilo.
Son en total 21 trabajadores, en su mayoría mujeres, y su andadura laboral nació por la colaboración entre el Estado y la Ciudad, aportando cada una de las partes una cuantía económica. Realizan labores sociales importantes que tienen un impacto positivo en la población atendiendo a colectivos necesitados en muchas barriadas de la ciudad para cubrir necesidades en el ámbito de los servicios sociales.
Pero si el Convenio no se firma desde hace años!!!!!. Otro perrito piloto. Más gente por la puerta de atrás gracias a la nefasta gestión de los recursos humanos de la ciudad y con la complicidad sindical.