Abrazan la libertad que les fue robada. Aletean en la orilla y contactan de nuevo con su hogar, el mar. Un gesto sencillo en el que tres tortugas han recuperado la normalidad tras ser cuidadas en las instalaciones del CECAM. Vuelven a su entorno natural en la playa de San Amaro, en Ceuta, donde un grupo de personas las han visto irse para no volver.
Dejan atrás cubículos de plástico. Los sustituyen por el azul y sus corrientes. Una vez adentradas en las aguas, los asistentes han aplaudido el inicio de una nueva vida. Presentan cortes en aletas o golpes en el caparazón. Ya recuperadas, vuelven a la normalidad. La más longeva tiene tan solo 20 años, una edad corta en comparación con los más de 50 que pueden llegar a tener.
No son las únicas que han pasado por el CECAM. Ellas son parte de las 25 tortugas rescatadas hasta la fecha. Actualmente hay ocho ejemplares en sus infraestructuras que esperan a ser liberadas.
La mayoría de ellas son localizadas por avisos de buzos o personas a bordo de embarcaciones. Las hallan, sobre todo, en la Almadraba. Suelen transitar por la bahía sur de Ceuta, lugar al que arriban para descansar. Esta zona es una fuente de alimento muy atractiva, razón por la que muchas son encontradas en este espacio.
Mordeduras y golpes
Fundamentalmente sufren mordeduras de otros animales o accidentes producto de choques con embarcaciones. Asimismo, también pueden verse afectadas por la ingesta de plásticos al ser confundidos con medusas, lo que dificulta su flotabilidad, descanso y su capacidad para cazar.
La colaboración ciudadana, así como la labor del CECAM entran en juego cuando sufren alguno de estos percances. Una acción que las ayuda tras ser afectadas, principalmente, por la intervención humana. “La mayoría las recuperamos”, señala Álvaro Sánchez, veterinario de la entidad.
El año pasado llegaron a tener en sus instalaciones en torno a 45 tortugas. “Afortunadamente, solo había dos o tres muertas. Antes del 2008 ocurría lo contrario. Encontrábamos 40 sin vida y solo podíamos recuperar entre tres y cuatro. Algo se está haciendo bien. Es un esfuerzo totalmente voluntario”, explica.
Recursos limitados
Desde la entidad recuerdan que desempeñan estas tareas como pueden y aseguran que, en ocasiones, sus recursos son limitados. Es esta la razón por la que no siempre pueden colocarse dispositivos geolocalizadores para estudiar la evolución de los especímenes que regresan al mar y obtener más información acerca de sus movimientos.
Actualmente el CECAM aborda un proyecto con del Oceanográfico de Valencia para la incorporación de estos aparatos. “Van a marcar las que ya están lanzadas. De hecho, tenemos dos”, comenta.
Este acto de liberación es público. No se trata de una decisión azarosa. Mas bien es una elección que persigue concienciar a la ciudadanía sobre la importancia de cuidar nuestros mares.