Ahora que hemos concluido nuestro informe sobre la vigilancia de las almadrabas para entregar a la Delegación del Gobierno en Ceuta y al Ministerio de Medio Ambiente queremos aportar algunos datos para que se pueda opinar con suficiente juicio en relación a todo este desagradable asunto de las muertes de tortugas marinas enganchadas en artes fijos de parada (almadrabetas) que se han instalado en la bahía sur.
En primer lugar, debido a una serie de imponderables continuamos sin poder evaluar directamente y con el rigor que se necesita la influencia de cada una de las almadrabetas en las muertes accidentales de tortugas marinas, por ello hemos presentado un plan de vigilancia mejorado y creemos que completamente contextualizado. Sin embargo, debemos indicar una vez más que el comportamiento de las dos empresas es diametralmente distinto y eso marca una diferencia de calado a la hora de acercarse al ideal de la sostenibilidad de este tipo de artes en relación a las tortugas marinas.
De ninguna manera una Administración seria puede permitirse renovar permisos de instalación en nuestras aguas a la empresa que ha incumplido sus acuerdos y que ha mantenido tortugas muertas en la superficie del agua durante semanas sin importarles lo más mínimo. Por otra parte, la empresa que ha estado colaborando con nuestro plan debe avanzar en su compromiso y mejorar notablemente su plan de vigilancia, conforme a nuestras recomendaciones, siempre que la administración vuelve a concederle permisos para la instalación de sus artes. Todo lo acontecido con las dos empresas y el compromiso de vigilancia está reflejado en nuestro informe así como los detalles del nuevo plan de vigilancia. Ciertamente, todo este asunto de las matanzas injustificadas de las tortugas marinas ha estado calando mucho en la opinión pública durante el verano pasado y debe considerarse como un aspecto positivo, por modesto y pasajero que sea, debido a la huella imborrable que dejará en la memoria de quienes han podido observar el macabro espectáculo en una de estas instalaciones pesqueras. Pero también, es bien cierto, que ciertas personalidades con tendencia al delirio no colaboran con sus actitudes a que se tome en serio la causa de la conservación.
Es legítimo canalizar las aficiones hacia los aspectos que estimemos conveniente, y desde nuestra asociación siempre hemos valorado y respetado todas las iniciativas en pro de la conservación de las especies marinas. Hemos estado, y todavía lo hacemos, apoyando moral y mediáticamente las nuevas iniciativas en la recuperación de tetrápodos marinos heridos o enfermos que saludamos con creciente interés. Pero esta es una labor compleja, que requiere dedicación y unas mínimas actitudes para poder llevarla a cabo, es mucho más que una suelta oportunista de tortugas al calor del verano. Nuestra asociación nunca ha deseado realizar esta labor, propia de médicos y en la que los naturalistas y conservacionistas solo podemos colaborar proporcionando apoyo y contactos con colegas especialistas en distintas materias relacionadas con la ciencia veterinaria.
No hay que olvidar que algunos de los que constituimos hoy Septem Nostra-Ecologistas en Acción de Ceuta organizamos el primer congreso de la SEC (Sociedad Española de Cetáceos) y contamos con una nutrida agenda de contactos relacionados con estas temáticas. Por ello, hemos estado apoyando al área de Sanidad Animal de la Ciudad Autónoma para que establezca unos protocolos mínimos de asistencia a los ejemplares de tetrápodos marinos vivos que aparezcan en nuestras costas con evidentes síntomas de padecer problemas físicos. Por todo esto, solicitamos a las autoridades competentes de las áreas de medio ambiente y de sanidad que se coordinen para atender estos problemas y exijan a las asociaciones que aspiren a hacerse cargo de estos asuntos la seriedad y la capacitación mínima que se requiere.
Nuestros datos de varamientos del año 2013 muestran un total de 28 tortugas muertas, lo cual supone un incremento muy significativo de las muertes accidentales de las dos especies de quelonios que nadan en nuestras aguas (Tortuga boba y Tortuga laúd). Esto contrasta enormemente con los datos que se han estado publicando en uno de los periódicos de nuestra ciudad que habla de “70 muertes accidentales” y obviamente no vamos a pensar que el malvado periodista se los ha inventado, de hecho cita su fuente genérica. Desde nuestro punto de vista, se debería aclarar la fuente concreta de dónde partió esta información, la persona que ofreció el dato, y acto seguido depurar responsabilidades por el bien de la propia causa de la conservación. Si por el contrario se tienen datos relevantes que demuestren las 70 muertes accidentales que se citan en el medio periodístico, estos, deben aportarse, a la mayor brevedad ante el organismo competente de la administración. De la misma manera, también hemos solicitado toda la información relacionada con la conservación de los tetrápodos marinos que se encuentra dentro del expediente de solicitud de instalación de almadrabetas en aguas de la bahía sur. A día de hoy y después de este desconcierto de datos de muertes accidentales provocadas por unas declaraciones tremendas a la prensa local desconocemos los datos sobre muertes accidentales que ha estado manejando el ministerio y si también ha podido estar intoxicado por todo este revuelo veraniego.
Todo esto, empieza a ser especialmente grave puesto que nuestra persona encargada de la vigilancia ambiental nos ha certificado un número más o menos acorde con nuestros datos de varamientos. En cualquier caso, hemos preparado un nutrido expediente con todos nuestros datos publicados que llegará en breve a los ámbitos desde dónde se redactan los informes técnicos ministeriales. Parece que para algunos una treintena de tortugas varadas muertas no son suficientes para alertar de la necesidad de disminuir las almadrabetas a una sola y para mejorar notablemente la vigilancia. Los delirios de grandeza que parecen acompañar a estos sucesos no ayudan a la causa de la conservación y necesitan una acción contundente que de alguna manera reprima estos nefastos impulsos que intoxican el ambiente, dañan intereses legítimos y pueden llegar a provocar situaciones de alarma social. Lo que vale, y tiene efectos administrativos y legales, son los informes presentados ante las administraciones competentes y el Seprona, tal y como vienen haciendo Septem Nostra desde hace años. Lo demás son, como decimos, aspiraciones de notoriedad que en nada favorecen al medio ambiente.