Tratan el tema de salud mental como algo raro, secreto y ajeno a la cotidianidad. Vivimos en una sociedad de prisas, ansiedad y estrés generalizados. Las dolencias psiquiátricas serán la primera causa de incapacidad en las próximas décadas. No se puede mirar para otro lado o enfocar solo las carencias de salud mental desde una óptica de anormalidad porque estamos hablando de salud.
No hay más ciego que el que no quiere ver. Y así de esta manera, somos pacientes invisibles.
Les explico brevemente cómo se sienten mis hijos: impulsividad, baja tolerancia a las frustraciones, cambios de humor, problemas del sueño, dificultades en las relaciones sociales, una larga lista de dificultades de los que se ve afectada su vida diaria y de sus familiares. A lo todo anteriormente mencionado le sumamos frustración, indignación e impotencia de no tener las herramientas adecuadas para poder ayudar.
Soy mamá de tres niños pacientes del centro de salud mental de Otero, mamá monoparental, trabajadora y que, ya cansada, denuncia públicamente el lamentable abandono que sufrimos. No pido sino que exijo un centro sanitario que pueda ofrecer una atención especializada e íntegra en nuestra ciudad.
No cabe más que mencionar el excelente trabajo que realiza el equipo de Salud Mental de Otero, por lo que hay que mejorar sus condiciones y brindarles las herramientas adecuadas para poder afrontar de manera adecuada los retos que se les presenten en el desarrollo de sus funciones.
¡Loc@! Una palabra que retumba como si cuatro simples letras subieran los decibelios hasta el infinito.
Si, estoy loc@, pero no soy un ciudadano de segunda, soy una persona al igual que tú, con unas características distintas a las tuyas, pero una persona también.