Opinión

Todos somos Ibrahim

Un sinsentido El autor analiza el trágico fallecimiento de un muchacho tetuaní. “Hoy todos nos sentimos Ibrahim, y todos sentimos su muerte como propia, pues siempre la muerte conlleva un dolor, pero en este caso que nos ocupa, el dolor es doble por lo inútil y estéril de su muerte”, afirma

Una mañana de sol y playa en la Ribera... Un muchacho de la vecina Tetuán se allega a disfrutar de lo que nuestra ciudad puede ofrecerle. Día aciago para lo lúdico y para todo aquello que pueda representar el bienestar de los sentidos. Pareciera que el mar turquesa -a veces esmeralda- de la Ribera ofrece los mejores colores para sentir la belleza y el sosiego. La playa y el mar de este rincón de la “Brecha”, junto a la Catedral, vienen a ser un paraíso de paz y luminosidad en el centro mismo del casco antiguo. Todo es azul de cielo... Todo es turquesa de mar... Todo es armonía en la exactitud del reloj de la vida...
Unos jóvenes del centro de acogida de menores extranjeros no acompañados “La Esperanza”(MENA), se acercan a Ibrahim y a su amigo Reda y pretenden robarles… Una huida a la carrera por la arena y, al pie de los escalones de la escalera de bajada de acceso, junto al Club Caballa, una puñalada del agresor le rompe el corazón a Ibrahim, que apenas tiene tiempo de agonizar sobre el asfalto y frente al retablo de azulejos de la Virgen del Carmen...
Pareciera unos versos del “Romancero Gitano” de Lorca, repleto de navajas, de heridas, de sangre y de muerte, si no fuera porque aquí no hay versos esplendidos de belleza y lírica retórica. No; aquí no hay versos, ni venganzas atávicas, aquí hay un crimen terrible que nos deja a los ceutíes sin respiración al oír la lúgubre noticia.
Sin embargo, no es un crimen más producto de una aleatoria circunstancia que pudiera ocurrir en cualquier capital a uno u otro lado del Estrecho. No; porque es una muerte anunciada que un día u otro podía ocurrir y que hemos denunciado en algún que otro artículo publicado en EL FARO. Ya hace tiempo remitimos al periódico “Ceuta, Ciudad Imposible I, II, y “Las piedras de la vergüenza”, que abundamos en qué en nuestra población se va instalando una cierta ingobernabilidad que, como una suerte de sino adverso y hostil, toda la ciudadanía fuera asumiendo como algo irrevocable que nos cayera a modo de castigo sin causa, desde el interrogante del poder de los diferentes Gobiernos a la diferentes problemáticas de la Ciudad Autónoma. Pudiera ser, a decir verdad, que va calando una indolencia o pasividad en la que todo está perdido y sólo fuera menester pasar el tiempo en una burbuja existencial donde las dificultades y conflictos de esta urbe de 19 Km2 apenas rozaran a sus paisanos.
El asesinato a sangre fría de Ibrahim nos deja sin respuestas, y confusos en la forma de hacer una política social acorde con los “Derechos Humanos” y las exigencias del cumplimiento que la ley contempla para estos casos de acogidas de menores extranjeros que traspasan las fronteras y llegan al país, y pretendidamente no tienen una familia en los países de origen que los reclamen. Pero es indudable que algo falla en esta acción generosa de asistencia a estos menores, cuando continuamente están siendo cuestionados por la población, atendiendo a su coste y al grado de rechazo de algunos de ellos por integrarse a una sociedad que les da una oportunidad de acceder a una situación -que en principio suponemos- con mayores garantías de un futuro mejor. A mi modo de ver, no siempre acertamos al intentar reeducar a unos muchachos en otra cultura diferente a la originaria, porque debido a la complejidad de las sociedad moderna tan competitiva, tan impersonal y tan falta de calor humano, podemos alcanzar el objetivo contrario al que inicialmente nos propusimos, y crearles una falta de identidad que les haga tener un comportamiento de inadaptados para la cultura que acaban de dejar y tampoco se adapten a la nueva que pretenden. El efecto psicológico sobre una determinada persona o un grupo, atrapados entre dos mundos culturales de diferentes maneras de pensar y tradiciones puede ser devastador, con lo cual habrá que tener mucho cuidado, pues pretendiendo hacer un bien, podemos encontrarnos con el efecto contrario de causar un desequilibrio y una falta de identidad difícil de sobrellevar.
En este mundo proceloso y de recelo mutuo que, a veces, tienen las diferentes comunidades -sobre todo la cristiana y la musulmana- que habitan en Ceuta, y que a mi parecer, de manera engañosa y falta de inteligencia, viven de espaldas unas de otras sumidas en un autismo que no lleva a ninguna parte, salvo a la autodestrucción de la convivencia y, más tarde, a la ingobernabilidad de la ciudad que de seguro nos llevará a un futuro incierto que no beneficiara a ninguna comunidad, sino todo lo contrario.
La ciudad necesita una puesta en común de todas las “Comunidades” con las “Autoridades” que gobiernan, y contemplen en un ejercicio de libertad y dialogo, el futuro para los próximos veinte años, que dé a la población seguridad y afirmación en el devenir de sus trabajos, inquietudes y quehaceres diarios. Pues nada se podrá construir ni se vislumbrará un halagüeño futuro para este antigua pueblo del Estrecho, si sus moradores no dejan sus diferencias religiosas y tradicionales, y emprenden un buen camino de entendimiento y colaboración mutua; para que Ceuta, definitivamente -con su peculiar mestizaje de culturas diferentes- se allegue la cordura y pueda disfrutarse en sus calles un puente a la vida y una sensibilidad acariciada por todo un pueblo diverso; pero unido en los sentimiento irrenunciables de una buena convivencia entre las diferentes culturas, y hacer posible que el futuro alcance a esta milenaria ciudad de siete colinas...
Hoy todos somos Ibrahim, un muchacho tetuaní de veinte años que apenas se iniciaba en el milagro de la vida... Que su único pecado fue allegarse a Ceuta y disfrutar -como nosotros disfrutamos- de las aguas transparente y turquesas -a veces esmeraldas- de la Ribera. Todo quedará en el olvido pasado unos días, sin embargo, esta muerte brutal, este zarpazo fiero del filo de una navaja al corazón de un muchacho, puede que haga reflexionar a muchos paisanos y se ponga punto final a una política desnaturalizada que no lleva a ninguna parte; sino a la desesperanza y a la falta de la suficiente cohesión social que nos haga embarrancar para siempre en un temporal de levante otoñal...
Adiós, Ibrahim, adiós muchacho tetuaní, en nuestro recuerdo llevamos tu muerte, tu muerte innecesaria... Alá te acoja en su seno y te lleve a pasear a verdes praderas en el frescor de un oasis eterno, dónde llegada la noche puedas rozar con tus dedos el fulgor de las estrellas. Adiós, Ibrahim, en nuestro recuerdo te llevamos... Adiós, muchacho, tetuaní, vuela ya libre sobre los campos inabarcables de la paz entra...

Entradas recientes

Un acuerdo para ensalzar la historia de los Regulares de Ceuta

Recordar a los Regulares y difundir su legado. Esta es la razón que ha llevado…

02/05/2024

Nueva alerta sanitaria por pimientos importados de Marruecos

Las autoridades españolas han impedido la entrada en el país de dos cargamentos de pimientos…

02/05/2024

El vertido y la víctimas colaterales: las tortugas del CECAM

El mayor vertido de fueloil sufrido en Ceuta ha tenido más consecuencias de las ya…

02/05/2024

La RFFCE anuncia el inicio del periodo electoral, el 7 de mayo

La Real Federación de Fútbol de Ceuta ha comunicado que en este jueves 2 de…

02/05/2024

Los encargos de consejerías morosas lastran las cuentas de Amgevicesa

El Consejo de Administración de Amgevicesa ha aprobado este jueves sus cuentas de 2023 con…

02/05/2024

El Puerto Atlético, campeón de la liga prebenjamín

El Puerto Atlético, entrenado por Juande Cazorla y Paquirri ha sido el campeón de la…

02/05/2024