Es natural que se tenga deseos de conocer, tan pronto como sea posible, todo cuanto motivó una decisión así como las consecuencias de ella. Hay que corregir con rapidez, pero también con eficacia y seguridad. La corrección es, en sí misma, una decisión más y hay que contar con los medios capaces de sustentarla.
A veces no basta una idea clara y una decisión firme de llevarla a buen fin; la realidad tiene unos tiempos más prolongados que los de las ideas y éstas suelen fracasar, con mucha facilidad, cuando se ponen en práctica sin pensarlo dos veces.
Ahora, cuando se acaba de iniciar en Irak la retirada de las fuerzas de combate de los Estados Unidos de Norteamérica, ya se están haciendo juicios sobre esa decisión.
Unos la consideran acertada y otros estiman que es una retirada a destiempo y con todo ello se vuelve al origen de la cuestión, al de esa guerra, a saber si fue acertada o no, si fue una decisión sin fundamento o precipitada, si la estimación del enemigo a batir fue correcta o no fue analizada adecuadamente.
La cuestión es de suma importancia y requiere un estudio profundo en el que hay que dar respuesta a un gran número de interrogantes que aumenta con el paso de los días y con el avance del análisis. Es una investigación en cadena abierta hacia el infinito.
Se dice, en medios de opinión, que “a la Casa Blanca solo le interesa dar cuanto antes el carpetazo los dos escenarios bélicos que tiene abiertos, ahora en Irak y, en cuestión de meses, en Afganistán”.
Puede que ello sea así pero, a mi juicio, debiera considerarse que no se trata de una decisión personal del Presidente sino que se corresponde con el resultado de los estudios llevados a cabo por los organismos competentes de aquél país, que cuentan con elementos de juicio más que sobrados para configurar sus hipótesis y los análisis correspondientes.
Se dice, en esos medios de opinión, que “la opción para el Presidente Obama es clara: unos Estados Unidos retraídos sobre sí mismos, con poca voluntad de ejercer ningún papel dominante en el mundo”. Es cierto que puede ser una opción, pero no la única y parece que es muy aventurado señalar que la apadrine el presidente Obama, ya que a nadie se le oculta que la evolución de las fuerzas e intereses en todo el mundo está siendo muy rápida y con intenciones de dominio global.
En ese mismo medio de opinión se señala, como colofón, a sus argumentos, que “Otras fuerzas con voluntad global se alegran de ello”. Si ello es tan visible - que sin duda lo es - ¿se puede aventurar, sin más, que los faltos de visión estén todos en aquél país, encabezados por su Presidente?
Todavía es pronto - quizás muy pronto - para llegar a conclusiones definitivas sobre este proceso que se viene desarrollando en el mundo y que, hasta ahora, ha tenido dos escenarios bélicos de características muy similares, Irak y Afganistán.
Todavía se muestran, cada día, nuevas facetas de esa lucha y nuevos hechos en países próximos;. no está dicha la última palabra y se sigue con atención el problema. A todos nos gustaría un final feliz y rápido, pero no parece que vaya a ser así. Es necesaria una especial dedicación y atención a la cuestión para alcanzar un resultado que asegure paz en el mundo.