La edad no tiene que ver con el amor. Son las hormonas las que lanzan a uno a hacer cosas que no están escritas en ningún protocolo.
Solo el ave sabe cuándo está a punto para ir al nido. Y en ello interviene la naturaleza, esa que avisa y da pistas a nuestros animalitos.
Cuántos besos hemos dado a nuestros seres queridos y cuántos no hemos dado y luego nos hemos arrepentido de no haberlo hecho.
La vida es una autopista donde vemos cosas tan bonitas que nunca estamos dispuestos a dejar de lado nada. Pero las ideas y el bien vivir se pueden entrelazar y dar un giro a los momentos adecuados para hacer algo.
Ahora mismo estoy pensando en verde ya que me gustaría estar tomando algo fresquito en algún sitio de nuestra villa tan bonita, como es la Perla del Mediterráneo.
Y sin embargo, aquí estoy recostado en mi cama, pensando en el pasado y en el revuelo de una muestra de cariño, que fue hecha en un estado de euforia y a destiempo, en presencia de la prensa y mucha gente que desean romper a todo lo que puedan.
Mientras yo aquí me resguardo del calor, en esta habitación que es mi refugio para pensar y ver transcurrir la jornada y los días, ya que todavía no hemos cobrado y estamos con los números bajo mínimos y tomando agua del grifo al tiempo, para no hacer ningún envite que suponga gastar dinero, del cual ya no queda, ni la representación.
Bueno creo que el ser sincero, no es invertir, ni gastar, pero si alimentar la sed lectora del que está leyendo ahora.
Los días van a pasar y yo podré salir a la calle, cuando baje las temperaturas.
Hasta mañana que me gustaría ir a la playa para bajar mi temperatura y mis sudores dejarlo para un nuevo momento en el tiempo.