Las historias de españoles que se encontraban, y algunos aún se encuentran, atrapados en el país vecino sin poder cruzar los escasos metros que separan Marruecos y Ceuta, son más de las que nos gustaría. Pero muchos más son los marroquíes con residencia en España a los que su país no deja volver a sus casas para pasar la cuarentena en familia.
Historias que todavía no han tenido un final feliz como la de Younef, un marroquí de 40 años que lleva más de diez afincado como residente en Málaga, concretamente en Nerja, donde le esperan su mujer y su hija de siete años. Ese sería su final feliz soñado.
Younef viajó el día 7 de este mes desde Málaga a Algeciras, donde cogió un ferry hasta Tánger y de ahí un tren hasta Casablanca, donde residen sus padres. Fue a su país antes de que cerrasen las fronteras, “algo que nunca imaginó”, según relató su mujer, Lola, una malagueña de 38 años.
Younef, que ahora está parado, iba a pasar una semana a Casablanca para ver a sus padres antes de que estos realizasen un viaje, por lo que aunque no había comprado los billetes de vuelta la tenía programada para el 15 de marzo.
“El viernes comenzaron a llegarnos mensajes de que iban a cerrar la frontera”, recordó Lola. De todas formas, “él es un afortunado porque desde ese día está en casa de sus padres y tiene un sitio donde dormir y comida, que no está en la calle como muchos otros en la misma situación”, continuó Lola.
A la mañana siguiente y desde aquel día, Younef y su mujer han llamado varias veces al Consulado español en Casablanca, pero “no nos cogen el teléfono”.
Por ello, como alternativa para poder salir, el pasado día 13 Younef le pidió a Lola que “buscara a ver si había algún vuelo, pero qué va”.
De igual forma, Younef quería cruzar a la Península por Ceuta, pero “no lo ha intentado porque Marruecos decretó que no se podía salir a la calle” y “como está la cosa allí ha preferido no moverse y quedarse en casa de sus padres”.
“No hemos tenido noticias de nadie, nadie nos ha cogido el teléfono y nadie nos ha ayudado”, confesó Lola, tras lo que reconoció que la única persona que ha ayudado a su pareja es un primo suyo que es policía en el país vecino y que “fue quién le recomendó que no se moviera de donde está”.
Este familiar también le dijo a Younef que “no fuera a la frontera porque no le iban a dejar pasar y que se espere que probablemente el día 3 la abrirían”, pero “tal y como está la cosa no creo”, prosiguió la malagueña.
En un principio, la Policía española “no tendría problemas en dejarle pasar” porque es residente y tiene su NIE, por lo que es la marroquí la que no le deja.
El protagonista de esta historia ya no sabe a dónde acudir “ni a quién pedir ayuda” puesto que en Nerja su hija y su pareja están solas y “sin poder salir de casa”.
Ella, su hija, a pesar de que Lola intenta hacerse la dura para que esté tranquila, es quién más echa en falta a su padre. “Ella está desesperada porque todos los días pregunta por él y llora cuando hablan por teléfono porque no entiende”, relató Lola.
Además, la malagueña también ha sufrido las consecuencias de la pandemia provocada por el coronavirus puesto que el lugar donde trabajaba como jefe de cocina ha cerrado: “Nos han hecho un ERTE y ya tampoco tengo trabajo”.
Por ello, Younef no ve el momento de llegar a Nerja y poder abrazar a su familia, que también le espera ansiosa: “No sabemos cuándo va a poder regresar, pero ojalá sea lo más pronto posible”, concluyó.