Saray y Dori. Dos artistas locales de tronío. Andalucismo ceutí hasta la médula. Paradigma de unas vocaciones contra las que no puede el paso de los años, el trabajo o los problemas vitales, cuando no los artísticos. Tere lleva paseando sus coplas durante más de dos décadas por los más diversos escenarios locales y nacionales, TVE y Canal Sur incluidos. Fuera de España, incluso, Saray dejó el sello de su arte en una fiesta del embajador de Marruecos en la ONU. Dori, por su parte, es otra queridísima y admirada estrella del género con esas coplas suyas tan llenas de sentimiento. Testimonio de ello viene dando ante sus paisanos y en la vecina orilla del Estrecho.
Coincido con ambas en una céntrica cafetería. Cuando me intereso por sus respectivas vidas artísticas, creo adivinar en ellas cierta congoja. “Me entristece ver el panorama de la copla en Ceuta. Nos cierran las puertas por todos lados. Por mor de unas personas oportunistas se nos ha metido a todos en el mismo saco. Se han dado herramientas a algunas personas que, sin querer, no han sabido utilizarlas ni engrandecer el nombre de la copla. Sólo pedimos que este género tan valioso y tan bello no se olvide”.
Por lo visto, ambas no sintonizan con la línea de la actual viceconsejería de Festejos, al contrario de lo que sucedía con su anterior titular. “Llevamos muchos años luchando, pero si a lo mejor al consejero no le gusta la copla y sí los carnavales, y hace más hincapié en ellos… Se han gastado mucho dinero en artistas de fuera y a nosotros nos dieron en la Feria 100 euros y los hemos cobrado tres meses después”, me señalan.
Pero no todos los problemas de estas dos queridas artistas ceutíes al parecer vienen por ahí. “Quien no esté en una asociación no canta y, en agosto, quedaron fuera algunos”, añaden. Ante mi extrañeza por el asunto, les comento que cómo es posible si precisamente contamos con una Asociación de la Copla con su correspondiente y generosa asignación. Muy superior, por cierto, a la que recibe la de los Amigos del Flamenco, que carece de local. Gracias a su oportuna invitación pudieron actuar en las últimas fiestas patronales, aún siendo Tere y Dori copleras.
Por lo visto y siempre según mis dos admiradas artistas, la referida Asociación de la Copla, a la que llegaron a pertenecer en su momento, no es ya la que era. Aseguran que, actualmente, carece de vida y que en ella ya no quedan prácticamente artistas de peso tras la marcha de muchos de ellos.
Ante este panorama aseguran sentirse completamente desamparadas, al igual que otros compañeros y compañeras. No quieren sentirse ligadas a una entidad con la que no coinciden en sus líneas de actuación. Se sienten independientes y buscan la forma de actuar sin tener que estar necesariamente dentro de una agrupación artística para ello.
Cuestiones e inquietudes que, más pormenorizadas, piensan trasladar el próximo jueves a Mabel Deu en la entrevista que ha tenido a bien concederles. Pretenden exponerle cómo el mundo de la copla podría funcionar igual que antes, que el único apoyo que pueden encontrar en Ceuta radica en la buena voluntad de la Consejería y que flamenco y copla no son lo mismo.
Y aún más. Quieren sugerirle también la posibilidad de realizar en el Auditorio un gran festival dedicado a la copla bajo la organización institucional. Intérpretes para la gala no faltarían, desde luego, al tiempo que el lleno en la sala estaría más que asegurado, incluso para dos sesiones.
Vaya desde aquí el mejor apoyo para tal iniciativa y para quienes en nuestra ciudad, admirables autodidactas como nuestras dos protagonistas, se entregan en brazos de un género que siempre gozó de gran raigambre en Ceuta. Recuérdense aquellos certámenes de ‘Fiesta en el Aire’ en los desaparecidos cine ‘África’ o ‘El Cortijo’, las ‘Estrellas Juveniles’ de Gregorio Blasco o las propias del cuadro de Juanito Morales, hasta llegar a festivales posteriores.
¿Se considera, efectivamente, desamparada la extraordinaria familia de la copla ceutí? ¿Corremos peligro de que un género tan nuestro se pueda perder? Un buen tema para el debate que, a buen seguro, sería del interés de muchos. En Ceuta se siente profundamente la copla. De ahí ese tan necesario apoyo institucional a falta de otras alternativas.
Por cierto, y como igualmente me apuntan Saray y Heredia, ¿para cuando obsequiar también a nuestros mayores con recitales de copla en las celebraciones que en su honor les ofrece la Ciudad? Un colectivo que, como pocos, vibra de entusiasmo con este género. Bien están los tradicionales ágapes que se les ofrecen, pero no sólo de pan vive el hombre y nunca mejor dicho.
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