Mª Ángeles Ballesteros recuerda cómo la vida de su hermano, José María, cambió cuando solo tenía 20 años y cursaba estudios de Derecho en Granada. Fue allí cuando empezó a tener comportamientos extraños y a expresarse de manera incoherente, lo que llevó a que sus padres acudieran de inmediato para llevarlo de regreso a Ceuta. José María pudo terminar su carrera pero nunca llegó a ejercer. El tratamiento psiquiátrico que empezó a recibir sirvió para que aquella situación se controlara, sufriendo picos que llegaron a motivar ingresos hospitalarios, pero nunca había llegado a la situación extrema que vive ahora, con 54 años y varios meses mostrando un rechazo absoluto a la medicación.
“Tengo miedo de que le ocurra algo”, expresa Mª Ángeles, completamente superada por una situación que le desborda. El caso de su hermano es uno más de alguien afectado por un trastorno mental al que su familia quiere ayudar, pero que choca con continuas trabas burocráticas para lograr incapacitarlo y conseguir así que sea ingresado en un centro donde pueda recibir su medicación y esté controlado.
“Mi hermano no se medica, no quiere tomar nada. Sale la calle en un estado lamentable, con una actitud que supone un peligro para él y para los demás ciudadanos”, explica esta ceutí que lleva años residiendo en Marruecos y que se encuentra derrotada, agotada, sola y sin ayuda para sacar a su familiar directo de ese mundo absoluto de dejación y de abandono que le lleva, por ejemplo, a salir desnudo a la calle, a hacer sus necesidades fisiológicas en la vía pública, a ver un mundo paralelo e irreal pero que considera que existe y que es producto de la falta de medicación, a hablar solo, a vivir en la vivienda familiar de una manera insalubre, sin higiene y expuesto a visitas de aprovechados que, viéndolo en ese estado, entran en su vivienda para robarle o pueden llegar a agredirle.
La situación de José María se fue agravando al quedarse solo. Sus padres fallecieron el mismo año, en 2006, pero en distintos meses. Su hermana murió hace siete años y Mª Ángeles -la única que le queda- marchó al extranjero por motivos profesionales. En este último año, con la pandemia y el confinamiento, todo empeoró. José María puede tener comportamientos violentos motivados por esa pérdida de control pero, a su vez, puede ser víctima de quienes no conocen su enfermedad y observan en él maneras difíciles de encajar en un funcionamiento social normal. Es incapaz de gestionar su propia vida, de asumir su enfermedad y medicarse, de tener una higiene y vivir de una forma normal.
A pesar de ello y a pesar de las condiciones en las que vive y de las pautas de conducta extremas que marcan su manera de actuar, su familia no ha conseguido que el proceso para incapacitarlo que llegaron a iniciar en el juzgado prospere para poder internarlo y derivarlo al centro de pacientes psiquiátricos de Málaga, que tiene un convenio con la Ciudad Autónoma. Los médicos no emiten un certificado que verifique ese estado mental extremo y que necesita un juez para intervenir, algo que ocurre en muchos casos similares al de José María y que supone la principal traba para que los procesos judiciales de incapacitación que persiguen un internamiento puedan prosperar. Las familias se quedan sin apoyo, solas, sin saber cómo lidiar con esta situación. Los pacientes, atrapados en ese mundo irreal, también sufren.
Es difícil de entender, pero cuando a José María se lo llevaron en ambulancia el pasado sábado al Hospital, con los pies llenos de heridas e hinchados ya que anda descalzo por su vivienda repleta de cristales, sin ser capaz de discernir la realidad y con un rechazo absoluto a medicarse, nadie firmó un parte que verificara que se estaba ante un paciente que debía ser ingresado de inmediato por su estado mental. A las horas estaba de vuelta a su casa, ubicada en la calle Fernández.
Mª Ángeles conoce por los vecinos del inmueble que “entra gente rara” en esa casa, personas aprovechadas que acceden a la vivienda de José María completamente expuesta y sin protección. “Es un peligro”, lamenta, temiendo que le puedan hacer algún daño físico o le puedan dar sustancias para drogarle. Eso sin contar los robos que ya ha sufrido y las entradas y salidas aprovechándose de una persona vulnerable. Las posibles escenas que puedan producirse, todas malas, se entremezclan en su cabeza y chocan siempre con ese muro de nula reacción de las administraciones para resolver este tipo de situaciones de manera urgente, evitando consecuencias que todos aventuran y que pueden producirse en cualquier momento. Su hermana tiene realmente miedo a que algo grave suceda.
Pero no solo Mª Ángeles teme lo peor, también los vecinos de la calle Fernández están desesperados por esta situación con la que tienen que convivir, por la degradación de su propio vecino y por los peligros de atracos en el interior del hogar o posibles entradas de okupas.
Son testigos de un problema humano y de insalubridad que afecta a todos los residentes de la calle Fernández número 2, del que han informado al Ayuntamiento sin obtener respuesta. La preocupación de todos ellos es constante, son testigos directos de algo que las administraciones no ven. O, mejor dicho, no quieren ver.
Vecinos han presentado reclamaciones y nadie les hace caso ante esta grave situación
Han presentado multitud de reclamaciones por escrito dirigidas a Servicios Sociales y a Sanidad en estos últimos meses. Reclamaciones presentadas por registro, constantes, aludiendo a la gravedad de lo que está pasando. Pues bien, nadie de alguna de esas áreas, a pesar del contenido grave recogido en esos documentos, ha acudido a la vivienda para conocer de primera mano el estado en el que vive esta persona y cómo afecta al vecindario ante el manifiesto peligro de que pueda suceder un hecho grave.
Los vecinos están agotados, sorprendidos de que nadie intervenga. Se encuentran desamparados y principalmente temen, como Mª Ángeles, lo peor.
El deterioro de José María es cada vez mayor, las consecuencias de su comportamiento no se pueden valorar porque es capaz, en ese estado, de cualquier cosa. Su propia hermana lo reconoce, puede tener comportamientos agresivos como también sufrirlos de otras personas.
Servicios Sociales y Sanidad del Ayuntamiento saben perfectamente lo que sucede, pero ni siquiera han girado una sola visita al lugar. La Policía Local llegó a entrar en la vivienda por las filtraciones que se ocasionaban desde el hogar a un empresa ubicada justo debajo y dejaron constancia de la insalubridad existente. Nadie ha actuado.
En cuestión de meses los vecinos han presentado varias reclamaciones, hasta un total de siete y de forma continuada. Así que la administración sabe perfectamente que este ceutí vive en su casa sin luz, que carece de agua caliente para asearse o para cocinar, que su vivienda está completamente abandonada, llena de porquería y de la misma sale un olor nauseabundo que afecta a todo el bloque, que hay cucarachas y roedores... Saben también, porque así lo han dejado por escrito los vecinos registrando su queja de forma oficial, que José María está expuesto a la entrada de cualquier ajeno para robar cosas de su interior -como ya ha sucedido-, para hacerle daño o sencillamente aprovecharse al carecer de cualquier tipo de protección en el acceso. Sale a la calle prácticamente desnudo, descalzo, tiene los pies destrozados y repletos de heridas infectadas y vive del alimento que le dan sus propios vecinos que le conocen de toda una vida y que son testigos directos de la degradación de un hombre que está atrapado en un mundo irreal, sin medicación y descontrolado completamente.
Son buenos vecinos que están desesperados y que reclaman una intervención urgente.
Pero José María es un invisible para quienes deben actuar: el Ayuntamiento, por un lado, y los médicos por otro. Los vecinos y su hermana piden ayuda, la urgen, han recurrido a El Faro de Ceuta para que toda la ciudadanía sepa qué está pasando y conozcan la falta de apoyo y cómo no tienen a nadie que resuelve la situación.
Por escrito los vecinos han pedido a Servicios Sociales que de manera urgente se active un protocolo de ayuda sanitaria para personas como José María, ejemplo de auténtico desamparo social y sanitario. Los vecinos, preocupados, hacen lo que pueden. Se topan con basura o enseres abandonados en las escaleras, la puerta de la casa siempre abierta, intentan razonar con él para que se deje ayudar, pero resulta imposible.
Esta situación ocurre y se mantiene en el tiempo con conocimiento de todos los que, se supone, deben intervenir de inmediato. Pero, muy al contrario, nada hacen. Y no por desconocimiento, eso es lo más grave, porque han sido informados puntualmente de esta situación; sino más bien por esa dejación continuada en la que incurre la administración incapaz de resolver los problemas inmediatos que necesitan sus propios ciudadanos.
Para iniciarse en el juzgado procesos de incapacitación ante este tipo de casos se debe contar con un informe médico que verifique que el paciente no puede regirse por sí mismo debido a su enfermedad. En demasiadas ocasiones esos informes no se hacen porque al examinarse a esas personas, la autoridad sanitaria considera que sí pueden regirse por sí mismas. Un hombre que deambula desnudo, que hace sus necesidades en la calle, que no reconoce a las personas, que puede adoptar comportamientos violentos, que habla solo, que se ríe a carcajadas de forma descontrolada, que vive en una auténtica casa de los horrores, que no se asea… ¿Eso es compatible con una situación normalizada? Ni para la hermana de José María ni para los vecinos, ni para nadie que conozca esta situación, lo es. Para la autoridad médica no parece ser suficiente como para emitir un certificado que favorezca su ingreso y que pueda servir para poner en marcha el procedimiento judicial.
A esa complejidad para iniciar este tipo de procedimientos, mirados con lupa, se suma el hecho de que en Ceuta no haya asociaciones privadas o públicas que se encarguen de atender a estas personas y que sí funcionan en otras comunidades. Incluso la Fiscalía General del Estado recogió en su memoria una dura crítica a que esto, en pleno siglo XXI, siga produciéndose en Ceuta.
¿Qué es lo que tiene que suceder para que la administración reaccione?, ¿a qué se exponen los vecinos de la calle Fernández víctimas colaterales de todo esto?, ¿cómo puede ser que alguien que no rige, que no se controla, que no toma medicación sea considerado por un médico como alguien que no tiene que ser incapacitado?, ¿cómo quedan esas familias que han visto la degeneración de un ser querido por una afección mental si nadie les ayuda?
Esta historia concreta tiene de protagonista a este ceutí, pero son muchas más las familias que están pasando por lo mismo, que no pueden hacer nada por su ser querido y que, queriendo iniciar un proceso de incapacitación para lograr su ingreso en un centro, solo encuentran trabas y complicaciones.
Una familia y unos vecinos desesperados, los únicos que ven esta realidad
Cuesta entender cómo tras casi una decena de escritos presentados en los últimos meses ante Servicios Sociales y Sanidad, nadie se haya preocupado de acudir a la vivienda para enterarse de la situación de esta persona. O cómo tras ser llevado en ambulancia al hospital no quedó ingresado dado su estado, complemente extremo al no tomar medicación.
ESE ALGO QUE QUIEREN QUE HAGAN LOS POLÍTICOS QUE LO HAGA VOX QUE LO SAQUE EN LOS PLENOS EN VEZ DE ESTAR TODAS LAS SEMANAS, CON PROMARROQUIS Y PROMARROQUIS,QUE YA TIENEN A MEDIA CEUTA DESGASTADA, EN VEZ DE SACAR UNA ALTERNATIVA O PROPUESTA PARA ESTAS PERSONAS Y OTRAS PROPUESTAS MAS PRODUCTIVAS, VOX REACCIONA YA, Y OLVIDATE AUNQUE SEA DE LOS PROMARROQUIS UNA SEMANITA Y SAQUE A PLENO ALGO PARA AYUDAR ESTAS PERSONAS Y A OTRAS EN ALGUNA PROPUESTA PARA TODOS LOS CEUTIES, O VUESTRA DIANA SOLO SON LOS MOROS. .
Han hecho muy bien en denunciar por el periódico. Ante la ineptitud o la desgana de las autoridades muchas veces es mejor publicarlo para que salga todo a la luz.
Ahora nadie será responsable, nadie sabía etc.
Es cierto ...conozco su caso porque trabaje con su madre en el comercio que regentaba en La Marina ...Mari Angeles un saludo y mucho ánimo...la casualidad es que tengo una hermana en la misma situación y es verdad que ni caso..y eso que mi hermana si esta incapacitada pero d nada sirve...en el juzgado no nos hacen ni caso..y en el caso d mi hermana al ser mujer es peor..es más vulnerable...llevamos catorce años d lucha es increíble que esto suceda pero es así d triste...una vez hace unos mese llame desesperada al Juzgado y la Señorita por no llamarle de otra forma me colgó sin más...empatía CERO...solo nos queda tener Fé.
Conozco muy bien la situación de José María desde hace muchos años. A pesar de ser una excelente persona, como la mayoría de los enfermos esquizofrénicos tiene comportamientos bipolares donde puede pasar de la mayor calma y coherencia a una agresividad desmedida y a una visión de la realidad totalmente distorsionada. Particularmente evidente cuando decide no seguir el tratamiento médico que es absolutamente esencial pero que al estar prácticamente solo en este mundo nadie puede supervisar. No hace falta un examen médico exhaustivo para darse cuenta de inmediato que Jose Maria no tiene sus facultades mentales en buen orden. Y que no se puede vivir en esas condiciones de falta de salubridad -ver las fotos de su vivienda- que afectan tanto a su propia salud como la de sus vecinos. Ruego que tanto el Ayuntamiento como los servicios sociales y autoridades pertinentes se involucren de inmediato en resolver este problema. Ahora gracias a El Faro y a su hermana ya es absolutamente público. No se puede ignorar. Es evidente que hay que pasar a la acción y tomar medidas de manera inmediata. Es un ceutí enfermo en situación vulnerable indiscutible pero que además, como bien se explica en este artículo, si las autoridades siguen mostrando pasividad puede terminar derivando en situaciones de peligro tanto para sus vecinos (directa o indirectamente), para otros ciudadanos e incluso para el mismo. Seguro que hay mucha gente en nuestra ciudad en situación similar a José María y espero que este artículo sirva para retratar una realidad social que no podemos ignorar mirando para otro lado. Lo que ha pasado aquí puede pasarnos a cualquier familiar o amigo nuestro. Es en estos momentos donde hay que mostrar una vez más la solidaridad de todos los ceutíes pero esta debe venir liderada por los organismos responsables que deben considerar tomar medidas de inmediato. Gracias.
Hace unos días, entre balbuceos, intentó escupirme pero se quedó corto. Estaba semidesnudo y no precisamente en una actitud muy pacífica.
Cualquier día pasa una desgracia, por su parte o por la de uno que pase por ahí y no responda como yo, no haciéndole caso.
Eso sí, las administraciones y ONGs ya sabemos a quienes ayudan…
Este país va cuesta abajo y sin freno, solo burocracia, nada de resolver los problemas solo complicarlos por ineptitud. Señores políticos ustedes son los responsables de todo lo que ocurre por no legislar adecuadamente!!!! Váyanse todos , son unos ineptos y cobardes totales!!
Está claro que el sistema falla estrepitosamente.
En la mente de todos está el recuerdo de C. G.
Toda la vida tirado en la calle sin que la administración actuara de oficio y fuera internado en un centro por orden judicial.
Donde estan los servicios sociales?
¡¡LAMENTABLE¡¡
Leyendo la noticia, se me ocurren estas reflexiones:
- ¿Cómo es posible que en un país desarrollado, como el nuestro, se den este tipo de casos?
- ¿Cómo es posible que tras registrar multitud de escritos solicitando ayuda para esta persona, ninguna Consejería de nuestro Ayuntamiento haya reaccionado, aunque sea por humanidad?
- ¿Cómo es posible que los organismos competentes locales (Sanidad y Asuntos Sociales) permitan que esta persona se alimente gracias a la caridad de los vecinos y no fallezca por inanición?
Se me ocurren estas respuestas:
- Dejación de funciones.
- Irresponsabilidad.
- Inhumanidad.
- Ausencia de vocación de servicio público.
Creo que cada vez está más extendida en esta Ciudad la idea que nuestros numerosos funcionarios locales, solo piensan en percibir sus abultadas e indecentes nóminas a final de mes y trabajar lo menos posible.
Gracias a este medio de comunicación por difundir estas noticias que supongo harán remover la conciencia a más de algún bien pagado técnico y/o político del Ayuntamiento.
Nunca lo he visto meterse con nadie. Se keda sentado observandolo todo y puedes hablar con el. Pone su transistor por la mañana y no lo veo agresivo para nada. No esta bien pero no para incapacitarlo: vecino k lo ve todos los dias.....
El problema es ese: puede parecer normal? Y muchos saldrian a defender esa normalidad . Y por el contrario, si pasara algo, la enfermedad o justificaria con lo q no se puede hacer nada. El falso y estupido buenismo imperante, hace q estos casos sean frecuentes; se cerraron los manicomios con el pretexto de q eran centris de torturas. Pero no crearon alternativas y lo dejaron a la responsabilidad y sufrimiento de familia y vecinos. Los jueces y psiquiatras nada pueden hacer, y a veces ni quieren, hacer con ka ley en la mano
Pero por una, a veces tonteria, te quitan años de tu vida mandandote a la carcel, a envilecerte unicamente. Esta hipocrita sociedad da asco muchas veces.
Pues parece que su vecinos no opinan lo mismo, y si esas imágenes corresponden a su casa, el estado es lamentable. A mi no me gustaría ver a mi hermano , ni a nadie en esas condiciones, no sé a usted.
Usted ni lo conoce. Yo vivo en el primero B, el “vive” en el primero A y doy fe de que todo lo descrito es cierto.
Alcepan, es evidente que usted no es vecino de esta persona. Que le parecería que sus hijos ni pudieran salir tranquilamente a la calle por temor a un comportamiento repentino agresivo? Que le parecería si viviera con el temor permanente de que un día se incendie su bloque? Que le parecería si su edificio estuviera con basura, con un olor náuseabundo y animales no domésticos (ya me entiende)? Antes de opinar de esa forma, le recomendaría que se pusiera en ell lugar de los vecinos que viven con el.
Hay muchas familias ceutíes que están en esta misma situación, pero parece ser que los gobernantes tanto delegación y sobre todo la ciudad autónoma tienen totalmente abandonados está pobre gente ,claro está las ONG's sólo les interesa otra clase de pobreza, que el Ayuntamiento haga algo, esto es inadmisible