La última andanada de los especuladores de Ceuta está tomando forma en el PGOU, este documento cobra una gran importancia ya que en sus páginas está el destino del escaso territorio que aun nos queda sin edificar. Como es lógico, para nuestra asociación, la defensa ante la depredación territorial de Ceuta es una prioridad. Estamos inmersos en una tarea ineludible de responsabilidad ciudadana pues la integridad territorial dependerá de la capacidad ciudadana para enfrentarse a los rudos señores del ladrillo. Antes de hacer algunas observaciones al respecto del sector ladrillero en Ceuta conviene exponer algunas ideas sobre nuestro comportamiento como especie.
Los problemas ecológicos que hemos estado provocando, sobre todo a partir del último siglo, muestran que nuestra principal transformación se ha producido a nivel del comportamiento. En un momento determinado se han olvidado muchos de los grandes valores que teníamos instaurados y todos en una especie de locura colectiva comenzáramos a vivir por encima de nuestras posibilidades, como bien expone Kurt Andersen en The Times “como si hubiéramos decidido que el Martes de Carnaval y la Navidad son fiestas tan divertidas que deberíamos convertirlas en una forma de vida para todo el año”. A partir del “baby boom” hemos pasado de ser una especie de simio más o menos precavido con gran capacidad de aprendizaje que observaba los modelos naturales con admiración a comenzar a dilapidar y desperdiciar todo lo que importa. Una aciaga noche nos dormimos creyendo que podríamos parecernos a las hormigas y para nuestra desgracia amanecimos convertidos en cigarras. La biosfera se sostiene en equilibrio gracias a los excedentes energéticos derivados de la fuente principal de energía, el sol y de cerrar los ciclos de los materiales. Nuestra especie es una recién llegada y por ello ha sido beneficiada de todo el conocimiento aportado por tantas otras especies a través de millones de años de evolución, somos una enorme red de simbiosis andante y parlante que como todas las demás especies tiene que vivir de los excedentes y no directamente del patrimonio común de la biosfera. Vivir en pleno carnaval depredador es lo que hemos estado haciendo durante los últimos tiempos, el primer y más demoledor síntoma es la falta de control demográfico que ahoga a la biosfera. Depredar los recursos naturales es la conducta más estúpida que se puede exhibir durante la existencia, es como traspasar una herencia enorme a unos hijos estúpidos que se encargarán de consumirla en banalidades. Además debemos tener en cuenta que los problemas ecológicos tienen muy difícil solución una vez que se producen cambios cruciales, los sistemas ecológicos al igual que el clima no suelen seguir modelos lineales de comportamiento. Se tarda mucho tiempo en la recuperación de un bosque, observemos el caso del Cedral libanés masacrado durante el apogeo faraónico y cuyos problemas (por ejemplo la creciente desertización) todavía persiguen a los libaneses hasta nuestros días. En Ceuta estamos luchando no para que no se pierdan los bosques autóctonos que hace muchos años que no existen sino para que el territorio forestal se recupere, regenere y sirva para aumentar la calidad de vida de toda la población.
Y hemos llegado al asunto crucial del tema que nos ocupa, es decir permitir que unos pocos se llenen los bolsillos promocionando viviendas o bien preservar el escaso territorio verde que todavía tenemos y comenzar su rehabilitación y puesta en valor. En nuestra ciudad está sucediendo que los nuevos ricos nos están dejando sin territorio y a golpe de promoción nos expulsarán a todos de la ciudad a menos que se consiga frenarlos. Estas personas tienen que entender que la posesión de determinados terrenos no les otorga el derecho a dejarnos a todos sin lugares para la contemplación y el ocio. Es más, algunos posiblemente no saben lo que hacen por estar muy enfrascados en hacer dinero sin atisbar lo que se les viene encima. También están siendo muy egoístas con su ciudad y con la historia que sin duda los contempla. Primero porque con sus propuestas están reproduciendo nuevos errores como la deforestación sufrida antiguamente y dañarán irreversiblemente el escaso territorio verde que queda. Algunos serán capaces de llevar sus promociones hasta la misma falda de las murallas del Monte Hacho o construir hoteles o campos de golf en el arroyo de Calamocarro. En segundo lugar, están despreciando la herencia moral recibida de nuestros padres y abuelos que como muy bien expone Thomas Friedman “dieron su hoy por nuestro mañana”. Para ello tuvieron que renunciar a mucho y vivir en condiciones a veces muy estrechas, muchos conocieron la guerra, la pobreza y el desempleo. Se levantaron muchas universidades dónde estudiamos, se han hecho grandes avances en muchos campos sociales pero ahora que se nos requiere un sacrificio que ya otros hicieron antaño en otras circunstancias. Sin embargo, nos dedicamos a reproducirnos como conejos y a dilapidar el enorme patrimonio natural heredado.
Nos queda mucho por realizar en materia de urbanismo y ordenación territorial en Ceuta como para permitir a algunos que se llenen los bolsillos haciendo tanto daño. Bien harían los gobiernos autónomico y central en convencer a estos especuladores que inviertan en rehabilitar viviendas antiguas, también se gana dinero y contribuyen al mantenimiento del patrimonio urbano.
Hemos llegado a un nivel de empobrecimiento territorial que no es posible contentar al sector de los ladrillos, el café para todos es inviable en términos de territorio y nosotros haremos todo lo que este en nuestras manos para impedir que perdamos lo poco que nos queda en Ceuta.