Un tabú que pesa y que se arrastra sobre niños que aún desconocen la sexualidad. Es la gran baza de la violencia ejercida hacia ellos, que, en algunos casos, finalmente deciden contar su verdad. Esta realidad ha salido al escenario del acto de salón en el instituto Abyla este lunes en Ceuta.
La finalidad de la actividad, en la que se trata de hacer partícipe al público, enseñar cuáles son aquellas partes preciadas a las que un adulto no debe acceder. Bajo el lema ‘No se toca’, la asociación Márgenes y Vínculos han representado pequeños teatros o han proyectado vídeos para impartir esta lección de una forma más amena y lúdica.
Detrás de este código sencillo, se abordan distintos planos que rodean a las agresiones. El programa tiene cuatro líneas, una de atención y prevención, otra de concienciación, de formación a futuros profesionales y también a familias y alumnos. Esta última está dirigida, como en este caso, a estudiantes de primaria y de la ESO.
Abordan distintas temáticas ya que esta intimidación puede desarrollarse en el cara a cara o en el terreno digital, donde han nacido distintas prácticas como la sextorsión. “Intentamos ir adaptándonos a esta velocidad tan vertiginosa con la que han avanzado estos peligros en internet”, ha incidido Pilar Castro, responsable del equipo de prevención de esta violencia en la entidad.
“Hacemos mucho hincapié en esta cuestión porque es la que más se calla y la que más va a través del secretismo. Hoy en día todavía sigue siendo un tema tabú. Intentamos que se visibilice”, ha expresado. Cada vez se denuncia más, pero aún queda trabajo por hacer.
Casos detectados
La finalidad de las charlas es la prevención. Sin embargo, también han servido de puente para que se localicen casos y las víctimas decidan contar lo sucedido. Son varios los que se han detectado mediante estos eventos en distintos centros educativos.
Castro no ha sabido describirlo con una cifra, pero sí ha estado segura de que son “muchos” los que están dentro de su programa de atención o el de la Ciudad. “Este tema es bastante delicado”, ha comentado.
Lo que sí es cierto es la palabra de un niño o adolescente. La responsable de este equipo ha hecho hincapié en que, cuando el afectado lo verbaliza, es porque sí ha ocurrido. “No está mintiendo. No tienen el mismo concepto de la situación sexual que el adulto. Cuando da el paso y dice que está sufriendo cualquier tipo de abuso, es verdad”, ha relatado.
A pesar de la complejidad de estas circunstancias, lo idóneo es que salga a la luz cuanto antes. “Así se puede tratar con tiempo. Lo importante es eso, aunque haya que activar un dispositivo o el protocolo de actuación que tienen todos los trabajadores implicados”.
El peligro próximo
La llegada a los juzgados es cada vez más frecuente, pero existe un cierto miedo a alcanzar este punto. Sobre todo, hay ciertas reticencias ya que, fundamentalmente, se dan en entornos familiares o cercanos. “Por parte de los mismos allegados se intenta solucionar dentro de la casa”, ha señalado.
Ante esta situación la mejor arma de la que pueden valerse es de personas con las que tengan confianza. “Siempre les informamos que tienen que tener tres en todos los espacios, uno en su ámbito más allegado, no solo quienes viven en el hogar, también otros como abuelos, tíos o vecinos”, ha manifestado.
Los colegios o institutos también son marcos en los que encontrar a estos ángeles de la guarda a los que trasladar lo sucedido.
No son ellos los únicos que sufren las repercusiones de la agresión. Las personas más directas al niño también pasan a este lado. “Son también víctimas y les cuesta mucho creer que alguien tan cercano comete esos actos”.