El Índice de Precios de Consumo (IPC) muestra mensualmente una especie de fotografía en la que se ve cuánto cuesta vivir. O lo que es lo mismo, cómo evolucionan los precios de 12 áreas de productos y servicios que los ciudadanos -en este caso concreto, los de Ceuta- deben adquirir en su cesta de la compra familiar. Este dato puede ayudar a conocer si existe una inflación en los precios o para revisar las cláusulas salariales de los trabajadores.
El Instituto Nacional de Estadística, la entidad pública responsable de proveer esta estadística mensual, es capaz de dar explicaciones a nivel nacional de por qué suben determinados productos y qué repercusión tiene en el dato global: no es lo mismo que suba el precio en objetos necesarios para la vida humana, como la alimentación o la vivienda que en las actividades de ocio o en el tabaco, que cuentan con públicos más específicos y que no todo el mundo se puede permitir.
En el caso de Ceuta, si lo comparamos con el mismo mes del año anterior, el indicador muestra que los bienes y servicios relacionados con la enseñanza han subido un 1,4 por ciento respecto al año anterior. Le siguen los restaurantes y hoteles, las comunicaciones (ambos con un crecimiento del 1,1 por ciento) y el vestido y calzado. Este último dato resulta importante en esta estadística para comprobar de manera cuantitativa que las rebajas de este año son más caras que las de 2018, un dato que no tendría por qué ser negativo: si el precio de la ropa es mayor es porque el ciudadano tiene dinero y quiere adquirirla. Habrá que esperar al cierre de la campaña estival para confirmar este argumento con los datos de consumo por delante.
Por otro lado, el IPC indica que los precios de suministro de la vivienda (agua, luz, etc.) caen un 1,3 por ciento respecto al año anterior. Este comportamiento, según el INE, se debe a la estabilidad de los precios del gas natural en comparación con las subidas del año anterior. No obstante, aunque se engloba también en este dato, el precio de la electricidad ha subido en julio de 2019 más que en 2018. Esto se puede comprobar en que respecto con el mes pasado, el precio de los suministros de casa ha aumentado un ligero 0,5 por ciento en julio.
Otras estadísticas que bajan en comparación con el año anterior son las bebidas alcohólicas y el tabaco (-0,6%), el ocio y la cultura (-0,6%), los muebles y artículos del hogar (-0,2%) y los alimentos y bebidas no alcohólicas (-0,2%).
En lo que va de año destaca, por encima de todo, la bajada del 16,6 por ciento en los productos de textil y calzado, algo habitual en la campaña de verano. Los suministros de la vivienda (-2,7%) y los muebles y artículos del hogar (-1,4%) son las otras áreas que destacan por su reducción de precios.
En sentido contrario, el precio del transporte ha subido un 3,6 por ciento en estos siete meses de 2019. La lógica detrás de este crecimiento es la subida de los precios de los carburantes y lubricantes en este mes. Le siguen las comunicaciones (+1,8%) y los restaurantes y hoteles (+1,1%).
Ceuta y Melilla, al contrario que el resto de la tendencia nacional a mantener o aumentar su IPC en este mes, han sido las únicas regiones con un índice negativo. Aunque la explicación inmediata es que es más barato vivir en las ciudades autónomas, a la larga podría ser un indicativo de deflación: una bajada generalizada de precios y del precio de la vida, que suele estar asociada a recesiones y a las crisis económicas y financieras.