Miguel Ángel Ballesteros Martín, general de brigada, es el director del Instituto Español de Estudios Estratégicos, una institución que pretende “difundir la cultura de la seguridad y la defensa entre la sociedad”.
Para ello se valen de diversos instrumentos, entre los que se encuentra la asistencia a seminarios y jornadas. Precisamente, Ballesteros, con 35 años de carrera militar a sus espaldas vinculada casi siempre a la Inteligencia, será uno de los ponentes del día de hoy, la jornada inaugural. Hablará de “amenazas asimétricas” a las que se enfrentan los ejércitos.
–¿Estaba Al Qaeda en Iraq antes de la guerra?
–No. La organización llegó al país durante la guerra, de manos de Al Zarkawi, que entró en contacto con elementos radicales e instauró grupos en la zona de influencia sunnita.
–¿Corre Ceuta más peligro que otras zonas por el terrorismo islámico?
–Bueno, es cierto que Al Qaeda en el Magreb existe, y pretenden construir un estado bajo sus leyes en toda la zona. Para ellos, incluso Marruecos es un enemigo. Obviamente, Ceuta y Melilla son, geográficamente, el Magreb. Y en sus reivindicaciones incluyen Al Ándalus, que incluye buena parte de España.
–¿Tiene fácil solución el secuestro de los tres cooperantes españoles por Al Qaeda en el Magreb?
–Si lo que piden es dinero, podrá solucionarse. Si ya tienen otro tipo de reivindicaciones, como liberación de presos, es más problemático.
–¿Es ético pagar un rescate?
–Un estado tiene el deber de no alimentar la actividad terrorista, pero también la obligación de proteger a sus nacionales.
–¿Qué caracteriza a un enemigo asimétrico?
–Dispone de menos medios, pero la verdadera asimetría se produce por el procedimiento que adopta el débil para poder minar al fuerte. Ya que no puedo hacerte frente cara a cara, voy a pincharte con un alfiler de manera que sangres continuamente y te convenga más irte. Es exactamente lo que sucedió en Vietnam, donde la población presionó al gobierno porque no merecía la pena haber perdido 54.000 hombres en un ejército no profesional.
–¿Qué dificultades se encuentra un ejército contra el terrorismo, como en Afganistán?
–El principal problema en cualquier sitio es que no puede usar las mismas armas que el terrorista, porque los países tienen unas leyes nacionales e internacionales que cumplir, para no alimentar al dragón de siete cabezas. Y, en esas condiciones, es complicado.
–¿Por ejemplo?
–Siete barcos protegen en Somalia, porque la piratería es también una amenaza asimétrica, una superficie que equivale a diez veces Alemania. Cada barco recorre al día una distancia que es más o menos la que hay entre Barcelona y Almería. En esas condiciones es muy difícil garantizar la seguridad de los pesqueros.
–¿Fue, entonces, una buena opción entrar en Afganistán?
–El gobierno talibán no sólo no colaboró para entregar a Bin Laden, sino que le dio protección. Había que hacerlo. Porque lo que había demostrado Al Qaeda co el 11-S no es qué pudo hacer, sino lo que puede llegar a hacer.
–¿Por dónde pasa la solución del ejército en Afganistán?
–Todos quieren irse cuanto antes, pero dejarlo de manera estable. Ello pasa por ‘afganizar’ el conflicto; es decir, fortalecer el ejército y la policía del gobierno afgano, cosa que hasta ahora no se ha hecho pero que va a empezar a intensificarse. Además, los talibanes, que se financian por el narcotráfico de opio, pagan muy bien a sus combatientes.
–¿Está preparado el ejército español para esta misión?
–Como el resto de fuerzas armadas del planeta, estábamos preparados para la Guerra Fría, cuando se preveía que dos iguales podrían entrar en combate. Pero los nuevos enemigos exigen una adaptación de formas de combatir, lo que se está realizando bastante bien.
–¿Cómo se puede lograr eso?
–Quitando las excusas en que se justifican. Por ejemplo, si se solucionara el conflicto de Oriente Medio, daríamos un paso de gigante.