Siempre la misma historia. Esa que hacen los flecos de las leyes. Son puntos de inflexión ante una eventual escapada de personas que trabajan en nuestra bella ciudad autónoma y luego parten hacia su residencia habitual. A la reconciliación familiar. A cuidar de sus familiares viejecitos. A estar con sus hijos. Con sus mujeres. Esa cita médica que tienen el lunes, y habra que ver, si van o no, a la misma. Son muchos los sistemas. Desde un wasap, a un sms, en fin la picaresca está servida. Nadie apoya a esos funcionarios que intentan hacer su trabajo lo mejor posible. Que están expuestos a unas condiciones laborales extremas. Pasan frío, a las seis de la mañana, le cae llovía por no estar guarnecidos en algún punto con sentido común. Que le pusieron un refugio para la temporada de verano fuera de los límites de entrada de vehículos y que no se podía utilizar por qué si entraban no tenían una visión buena para poder atender a sus obligaciones laborales. Y los pobres siguen al pie del cañón. Siguen bajo mínimos. Pero cumplen con la labor asignada por el mando. Saben que no están haciendo lo bien. Pero intentan cumplir con las órdenes que le han dado. Con ese enfrentamiento, cara a cara con la picaresca de las salidas hacia la península. Pero luego vienen las reflexiones. Una vez que burlan este pequeño control, ? quién les hace la cobertura?. Pues por lo que tienen y tengo la constancia nadie. Se sabe que hay controles para la movilidad. Pero un lugar tan bueno y a la vez estratégico que es el puerto de embarque de Algeciras donde deben de coger el ferry por obligación estos pequeños hombres y mujeres que pecan, para poder ir a donde ellos quieren, es decir a comprar en los lugares de moda de la península y hacer sus menesteres fuera de su residencia habitual que es donde les indica el documento nacional de identidad y acogerse a la modalidad de descuento, para que le salga más barato del viaje. Todo esto podría tener una repercusión de sanción. Pero quién ha pensado en ello. Y también el pedirle el justificante de haber asistido a esa cita médica. Ellos saben que no la van a pedir en ningún lado y por eso hacen sus trampas, trampitas con total bulnaribidad. Eso debería de estar previsto. Igual que tomarles la temperatura cuando cojan los barcos tanto de un lugar como otro. Pero seguimos viviendo en una viña sin vallar. Aquí cada uno hace lo que puede y lo que le dejan hacer.
Y en medio los funcionarios de la seguridad pública del Estado que saben que se están burlando de ellos y que siguen rellenando estadísticas, que es lo que hoy en día vale. Pero los transeúntes no piensan que están poniendo en peligro la salud de ellos y por añadidura la de sus familiares directos y todo el círculo cercano a ellos. Para todo esto hace falta una solución. Y actualmente pasa por tener una certeza que no van a traernos de importación ninguna enfermedad. Recuerdo que existen protocolos. Si vienen de lugares donde hay un gran porcentaje de actividad Covid deberían de pasar una cuarenta en un lugar público pagados por ellos, como hacen nuestros inteligentes vecinos marroquíes. Así los valientes que se saltan estos controles se lo pensarían dos veces. El bolsillo duele. Aquí tenemos una pequeña solución a este jeroglífico.
La delegada del Gobierno como siempre mira a otro lado y no quiere saber nada ella a lo suyo.