Ya lo dice el Gobierno, que viene a verificar lo que todos sabemos: la situación es preocupante, lo que ha llevado a dictar un nuevo decreto con la vuelta a las restricciones, entre ellas el toque de queda a las 22:00 horas. Argumenta el Ejecutivo que cuando se adoptaron medidas de mayor liberación para la población, la situación sanitaria lo permitía. Con ello se justifica la toma de decisiones que han permitido la celebración de la Tardebuena -algo descafeinada, pero celebración- amén del traslado a la Península para ver a familiares y allegados con la única comprobación de la responsabilidad del propio ciudadano. Dice el Ejecutivo también que las decisiones se sustentaron en lo que dicen los expertos. No es momento ahora de buscar enfrentamientos, ni de convertir esto en una particular guerrilla de dimes y diretes. Pero es evidente que el repunte ha sido notorio y está directamente vinculado a las fiestas navideñas, al aumento de los contactos sociales y a la movilidad. No hay otra explicación. Cuando hay cifras buenas, quizá hay que apostar por mantenerlas y no aprovechar que se producen para dar mayor permisividad. Las autoridades sanitarias auguran unas malas fechas, de hecho está aumentando la presión hospitalaria al haber más ingresos, sobre todo de personas mayores. Si la situación no mejora, habrá que buscar decisiones que sean cumplidas a rajatabla para no tener que asistir a otra curva despiadada que nos devuelva a los peores tiempos de la segunda ola, la que más víctimas dejó en nuestra ciudad.