No hay tiempo. Los daños son demasiado importantes como para mantener esta situación. Es una cuestión de Estado porque se está poniendo en riesgo el futuro de Ceuta. No es dramatismo, ni crítica aprovechada como insisten en verlo los responsables. Es una descripción clara de lo que pasa y puede pasar. El sábado pasado decenas de personas desesperadas optaron por cortar la carretera. En su mayoría eran turistas y marroquíes que venían a pasar sus vacaciones en su tierra.
Marruecos, el de las buenas relaciones fronterizas, decidió ralentizar el pase. El caos fue absoluto desde primera hora. Ya por la noche era desesperado. Esas personas protestaron no solo por el corte (situación que podría posicionarse en la balanza de las culpas externas) sino por carecer de cualquier tipo de atención. No había servicios, tampoco atención. Se les obligaba a dar vueltas por Ceuta, desorientados.
O quedarse en una explanada con niños pequeños, sin información. A las 22.00 cortaron el tráfico pero llevaban desde primera hora aguantando. La pregunta es evidente: ¿no debía haber asesor alguno para prever una mínima atención? Las respuestas eran directas: no volvemos más a Ceuta, denunciaban. La publicidad es dañina, perversa, odiosamente peligrosa. ¿Cómo vamos a recuperar meses y meses perdidos? Esta situación completa la vivida en la OPE.
También hubo familias atrapadas, ¿lo recuerdan? Nos piden prudencia, nos advierten de que la crítica es mala, pero qué hacen ustedes para arreglar los problemas domésticos? Las incidencias en las que sí pueden intervenir? No se trata de comprar en Ceuta, se trata de vender una imagen de ciudad a la que merece la pena volver. La situación es peligrosa, dantesca... aunque parece existir un silencio comprado para que sean pocos muy pocos los que siguen en la denuncia. No. Esta solución no es compartida. La tienen que dar ustedes, los responsables que parecen verse ya superados.