Fiestas aplica el ordeno y mando. La dictadura ha llegado a esta área política con el beneplácito del alcalde que está dejando que la Navidad de Ceuta termine transformándose en una mezcla algo extraña, un rompecabezas en donde cabe la Virgen de África en un cartel y el Rocío metido con calzador en gran cantidad de actos.
Ahora nos cuentan que no habrá pista de hielo. ¿Por qué? Porque la consejería ha decidido que hay que apostar por otras actividades. ¿Consultan con alguien? No, lo imponen.
Una forma barata de diversión que además suponía una alternativa al programa oficial ha sido eliminada de un plumazo porque la Consejería de Cultura, que parece más controlada por el asesor delegado Eduardo Ayala que por la consejera Pilar Orozco, considera que hay que apostar por otros incentivos.
Así nos endosan una gran chocolatada, por ejemplo, y otros actos que parecen confundirse con propios de hermandades. Estarán muy bien, sí, pero en su momento y lugar adecuado.
Es como si este año el Gobierno no hubiera sabido qué hacer con la Navidad. Inauguraron el alumbrado por narices un jueves y lo hicieron mal, como se dice popularmente ‘a cachos’. Iluminaron la estrella de la fortaleza del Hacho por las quejas populares (si la población hubiera callado quizá hoy no la tendríamos encendida).
Nos hemos inventado un cartel de Navidad adjudicado a dedo que no tiene sentido alguno y ahora imponemos unos actos sin explicar qué criterios se han seguido para esa elección.
Esto es lo peor, obtener la callada por respuesta. Esta Navidad de la ilusión parece más un programa ajustado a las querencias de unos particulares y no al sentir general de toda la ciudadanía. Qué lástima.
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