Las agresiones al personal sanitario y que labora en nuestros centros médicos no tienen, bajo ningún concepto, justificación alguna. Ayer se conmemoró una jornada para luchar contra este tipo incidentes y visibilizar las faltas de respeto que sufren, cada vez más, estos trabajadores. Se revelaron cifras estremecedoras de las situaciones que en ocasiones tienen que vivir tanto médicos como el resto de trabajadores del área sanitaria y también administrativos, que no se salvan de ser víctimas por el mero hecho de que su lugar de trabajo sea un hospital o un ambulatorio.
Desde 2011 hasta 2018, el Ingesa en Ceuta registró 206 agresiones, una cifra de la vergüenza que las organizaciones que representan a estos colectivos no están dispuestas a aceptar.
Se ha luchado mucho para acabar con estas actitudes que tienen mayor incidencia en el sector público que en el privado, quizás, opinan los mismo médicos, porque los ciudadanos se generan unas expectativas superiores al trato recibido y pese a ser atendidos en un nivel óptimo, se inconforman y la pagan con los que dan la cara día a día en un trabajo nada fácil.
Eso no es justificable como tampoco lo es que no se atiendan estas reivindicaciones apostando por el incremento de la seguridad en los centros de trabajo y por hacer una campaña de sensibilización para que el personal no pague la falta de civismo de algunos energúmenos.