El recorte en los sueldos que ha llevado a cabo el Gobierno nos ha hecho más sensibles con aquellos temas económicos que se encuadran dentro de lo superfluo. Antes nos podía importar bien poco que las celebraciones de los patrones terminaran con el reparto de copas, empanadillas, más copas y más empanadillas a costa del erario público. Para que nos entendamos, a costa del bolsillo de todos los contribuyentes. Pero ahora quema y mucho que mientras se alude a la crisis, a los difíciles momentos económicos y a la solidaridad, haya actos en los que el dispendio en forma de copazo de vino y canapé sea un hecho. Ayer, día de la Policía, no hubo copa, ni hubo brindis, aunque había quien tenía la voluntad de que así fuera y para ello ya estaba todo preparado en el Hotel Ulises. Parece que las celebraciones sin llenar el estómago y aliviar el gaznate con cargo a cuenta ajena y colectiva no son lo que deben ser. Eso es lo que alguien debió pensar dando orden de que hubiera brindis pasándose por el forro de la entrepierna las medidas anticrisis. Pero a don José lo que menos le va es que le lleven la contraria cuando da una orden. ¿No ven cómo se cabrea cuando se le pregunta de los subsaharianos cuando ha dicho en mil y una ocasiones que de ‘ese asunto’ no va a hablar más? Pues imagínense como debió ponerse el de Utrera después de que en reunión con los mandos de la Benemérita y de la Policía Nacional dijera algo así como ‘de copas nada’, que si alguien quería subir la copa y mentar al Rey o a la madre que le parió que lo hiciera con dinero de su bolsillito, no del de los demás, y no se le hiciera caso. Algo debió olerse el de Utrera cuando se dedicó a comprobar si su orden-recomendación-consejo, o como quieran llamarlo, se había acatado, comprobando que no, que había intención de servir copa y brindar por los éxitos policiales.
La conversación que haya habido entre quien ordena y quien no quería ser ordenado se queda para la intimidad de los protagonistas de esta historia. Yo me quedo con el acierto que esta vez le tengo que reconocer a don José al hacer cumplir unas medidas que no son, como algunos califican, chorradas. No lo son para quienes todos los meses se ven con X euros de menos en sus bolsillos y se han tenido que quitar precisamente esas copas de más. A los rojillos de la AUGC (como les bautizó un delegado a quien mejor olvidar), que estaba atenta a la película y que ya lo denunciaba el pasado domingo, bien haría en reconocer el ‘detalle’ de don José, a quien alguien pretendía hacerle la cama haciéndola posar copa en mano y con el cinturón apretado. Vaya por Dios. Yo creo que si echa mano de los servicios de sus agentes de información pilla al desvergonzado.Seguro.