Los ruidos que provocan las instalaciones del Hospital Universitario y cómo están afectando a los vecinos de Loma Colmenar llegó ayer al pleno. El consejero de Medio Ambiente reconoció que los niveles de ruido superan lo legalmente permitido y sancionará al Ingesa por ello. Pero la solución no es la multa. La solución es poner los medios necesarios y acometer las actuaciones que correspondan para mitigar y/o eliminar esos ruidos. Lógicamente esto no está en manos de la Ciudad Autónoma, es competencia clara del Ingesa que a pesar del intento, el parche no ha servido de mucho.
Los vecinos ya sufren migrañas y otros están medicados a causa del ruido constante que se ha incorporado en su rutina diaria. No es sano, de hecho, no lo está siendo. Esto no es calidad de vida.
Por ello, además de una multa que muy probablemente al Ingesa no le duela pagar. Desde la Dirección sanitaria en Ceuta y en Madrid deberían plantearse un proyecto más ambicioso, y sobretodo, más serio para acabar con este problema.
En las salas de espera de los ambulatorios y en el hospital se solía ver carteles que rogaban a los usuarios que se mantuvieran en silencio en la medida de lo posible. ‘Silencio, por favor’ era el lema que ahora precisamente en un centro sanitario no se está cumpliendo de puertas para afuera. Y son los vecinos de Loma Colmenar los que están perdiendo la salud.