El coronavirus ha trastocado las celebraciones festivas y los horarios de los colegios en Ceuta pero, aunque sea de forma distinta, hay días que todavía se tienen en cuenta ya que sus protagonistas merecen un reconocimiento. Porque ser padre –y madre– en 2021 es un poco más complicado que nunca. Y más cuando se tiene una familia numerosa.
Abel Almagro Molina celebra su décimoquinto Día del Padre. Con tres hijos de 15, 11 y 6 años, la organización no es sencilla, pero para él su paternidad es “lo mejor del mundo”, aunque requiera de cierta disciplina y haya que hacer encaje de bolillos con las entradas y salidas del colegio de cada uno y las aficiones propias. “Te acostumbras”, confiesa Almagro Molina.
“Al principio era un poco más de caos”, revela. Ahora, el mayor es “un poquito más independiente” y son los otros dos los que necesitan acompañamiento para prepararse o ir y volver de clase.
Por esta razón, y porque Abel Almagro, guardia civil de 41 años, entra a trabajar a las 7.30 horas, se despiertan muy pronto, al menos una hora antes. Coge algo para que los niños se puedan refrescar en el colegio, dispone el desayuno e intenta dejar la casa medianamente recogida. El empleo de la madre de los chicos, Úrsula Toledo Montegordo, combina turnos de mañanas y de tarde, según el día de la semana.
“Las tareas de la casa las hacemos levantándonos muy temprano; con la comida lo que intentamos es hacerla por la tarde o noche. Si mi mujer está por las mañanas libre, se encarga de la casa y de la comida; si tengo el día yo, soy el que lo hace”, relata el ceutí.
Los niños, señala Almagro, entran al centro escolar a distinta hora: “El pequeño solo va de 8 a 11, el mayor cambia cada dos semanas y el mediano cada mes”. La familia prefiere el primer turno, porque permite que aprovechen mejor el día y facilita su organización. No obstante, como tantas otras, cuentan con la ayuda de los abuelos para poder llegar a todo cuando a Uli Toledo le toca trabajar por la mañana.
Cuando terminan de comer, los adultos procuran que los chicos terminen sus tareas y sus estudios lo antes posible para tener la tarde libre o poder acudir a sus actividades extraescolares deportivas o de idiomas. Y Almagro a sus clases o entrenamientos. Por suerte, padre e hijos comparten afición: el fútbol. Abel Almagro es técnico de División de Honor Juvenil y, hasta 2017, jugador. Llevó el equipo del mayor de sus niños durante seis años, pero los otros dos también practican este deporte y les gusta el mundillo que envuelve: “A ellos les gusta acercarse a los entrenamientos, bajar a los partidos y recoger pelotas”.
“La frase ‘cuando seas padre, comerás huevos’ es una verdad como un castillo”
El fútbol les permite compartir más tiempo juntos y ayuda a establecer una relación cercana como la que Almagro mantuvo con sus progenitores. El mayor, que ha entrado en la adolescencia, ya demanda cierta independencia. “Pero luego te pide consejos, te habla un poquito más maduro, y dice cosas muy coherentes”, admite con cierto orgullo el guardia civil. “Yo intento que su educación sea la misma que la que me dieron mis padres porque considero que fue muy buena”, añade. En su casa siempre fueron “muy familiares” y próximos a otros parientes.
Este año, con la pandemia y con un 19 de marzo que cae entre semana, no han planeado nada para celebrar el Día de San José, cuando solían salir a comer juntos. Aunque Abel Almagro sospecha que tampoco quedará de vacío: “Los chicos siempre preparan algo”. No obstante, asegura, lo más probable es que pase a ver “a los abuelos” y a llevar un regalo al hombre que le dio la vida.
“La típica frase ‘cuando seas padre, comerás huevos’ es una verdad como un castillo”, ríe el entrenador de fútbol. “Es una sensación que hasta que no eres padre no la sientes”, añade antes de asegurar que “no la cambiaría por nada del mundo”. Para Almagro, la familia es trascendental y trata de inculcar a sus hijos los mismos valores: “Que tengan sus ideas y su personalidad, pero siempre respetando al que está enfrente”.
Formar una familia y un hogar propio, determina, “es muy importante y lo más bonito que se tiene en la vida. Tener un hijo es lo más grande”.
Feliz día del padre, aunque alguno ya no lo tengamos entre nosotros, los que nacimos entre los años 50 y 60, tenemos el orgullo de que fuimos unos grandes hijos para nuestros padres, y somos unos grandes padres para nuestros hijos.