Pese a que desde el Gobierno de la Ciudad se ha reiterado en varias ocasiones que los olores que emanan de la estación depuradora de aguas residuales de Santa Catalina son los mínimos, son numerosos los ciudadanos que vuelven a quejarse por el hedor que desprende la instalación,
que ya está plenamente operativa. Muchas de estas protestas también han llegado hasta Septem Nostra, cuyo presidente, José Manuel Pérez, recuerda que su asociación ya advirtió, durante la fase de alegaciones, del riesgo de molestias. “A estas alturas es una solución muy complicada”, explica Pérez Rivera, que recuerda además que en su momento otra de las cuestiones sobre las que las administraciones pasaron “casi de soslayo” fue el hecho de que la planta está ubicada a 750 metros de núcleos habitados “y a dos mil como dice la normativa básica”.
No a 2.000 metros de viviendas
El portavoz de Septem Nostra cree que en el caso de Ceuta, por sus características geográficas –no hay en realidad un lugar en la ciudad alejado 2.000 metros de zonas pobladas– se podía haber apostado por otro tipo de planta, “mucho más avanzada” en la que la decantación, proceso biológico y químico, se hiciera con piscinas cubiertas y no al aire libre como es el caso, “aunque está claro que el proyecto sería más caro porque el oxígeno necesario para completar el proceso habría que inyectarlo”. Son instalaciones que habitualmente se construyen en países como Estados Unidos o Alemania.
Septem Nostra también critica que la ubicación en el Hacho de la EDAR no haya sino degradado “aún más” este entorno, “que ha sido tradicionalmente un pulmón verde de la ciudad”. En cualquier caso matiza que toda la red de saneamiento confluye en Santa Catalina, “por lo que no existía en realidad otra ubicación posible”. Lo que augura es que el problema de los olores “irá a más” con el paso del tiempo “que tiende a agravar este tipo de cuestiones” y considera que en el caso de Ceuta se ha actuado “con muchísima irresponsabilidad”, sobre todo, apunta “porque se trata de una molestia que se podía haber evitado al comenzar el proyecto, y ahora va a ser muy difícil, casi imposible, encontrar una solución”.
Protestas que llegan desde varios ámbitos
Hace unas dos semanas que la formación UPyD también se hizo eco de las quejas ciudadanas sobre los malos olores en las inmediaciones de la EDAR, especialmente en la parte superior del monte Hacho. La formación de Rosa Díez alertaba de un fuerte“olor a podrido” en esta zona, que alcanza hasta la zona de San Amaro. Los vecinos también hacían pública su denuncia a través de las redes sociales. La EDAR funciona a pleno rendimiento desde marzo.