Nunca habéis escuchado que una persona es débil por llorar? Pienso que es una soberana absurdez. Todos somos libres de expresarnos de la mejor forma posible. Llorar es un desahogo tremendo cuando no puedes más con esas situaciones que escapan a nuestro control. A veces pagamos nuestro malestar con los demás y es algo que ni siquiera pensamos cuando lo hacemos; después tan solo nos queda un amargo sabor por ello.
Ser sensible te hace experimentar aquello que, en mayor o menor medida, tu cuerpo y mente creen que es lo mejor, porque ser sensible no es solamente con uno mismo sino también con los demás. Cuando un familiar o un amigo nos confía algo e intentamos ayudarle a través de la empatía también estamos siendo sensibles con ellos.
En ocasiones, pagamos nuestro desaliento con personas que no tienen ninguna culpa y entonces nos vemos inmersos en un camino confuso intentando pensar en por qué lo hemos hecho así y no de otra forma. Buscamos su perdón a pesar de todo pues no les corresponde a ellos cargar con nuestros problemas de dicha manera desagradable.
Todos debemos concienciarnos de que nuestros problemas son nuestros y de nadie más; si queremos hablar y apoyarnos hagámoslo pero no carguemos los pesos de nuestra conciencia en quienes siempre están ahí para nosotros.