Tengo en casa un preuniversitario que no entiende que los ocupas que viven al lado, descuideros profesionales que han vaciado la propiedad de polvo y paja entrando en ella cuando se fueron sus legítimos dueños, sin poder pagarla, hayan terminado por dejarla como si fuera una cascara de huevo vacía, vendiendo hasta la última loseta o el cableado eléctrico, y que ahora estén tan tranquilos, con luz descolgada de las farolas públicas y agua de donde pillan, viviendo allí con pollos , perros y niños, hasta que lleguen los del Banco, con una orden de desahucio.
Intento explicarle cómo trabaja la justicia en España, lo lento que es el papeleo, pero que es preferible que sea así a que pasen cosas malas, llámese Siria, patadón en mano y gente llorando, pero me sale por peteneras respecto al machaque de Valencia y los antidisturbios , porra en manteca.
Me deja con la boca abierta y sin saber qué responderle, porque el ministro de interior también nos ha bailado por peteneras y dícenos , como decían los del quinientos, que lo que vieron nuestros ojos fue fantasía de Disney y que el señor de las muletas , anciano que fue arrastrado, era un peligroso radical, que iba a hinchar a palos, a los antidisturbios.
Es lo malo de jugar a las elecciones y de querer quedar bien con todo el mundo, que estamos estratégicamente preparados para dar el salto del tigre sobre el armario de la abuela, a poco que la presa cárnica se nos ponga al alcance, en tentación, y con la mirada baja y ya no sabemos si subir el IVA o los impuestos especiales o darle una patada en el culo a los ayuntamientos o tirarle de las greñas a las comunidades, porque la cosa es salir en la foto de final de meta o dar saltos en el balcón principal, repitiendo las consignas de partido. Lo peor es que hay muchos a los que no les vale y muchos padres que sueñan con que sus hijos se vayan, que emigren a ciudades inhóspitas de cariño filial, pero con buen dinero con que les paguen lo que valen y que se queden allí hasta que las canas los sostengan.
¡Mundos convulsos!, éstos que nos han tocado vivir, donde los padres pierden los trabajos para que los empresarios se los den a sus hijos, pagándoles -si cabe- una cuarta parte, por ello. Hijos mal pagados que no se independizarán, ni comprarán, porque vivirán en precario, sin que hagan subir la prosperidad, ni cambiar la letra roja de los mercados. La letra pequeña se nos hará presente y la leeremos por fin y nos llamará carajotes en nuestra cara, burlándose de todos nosotros y haciendo a los pobres miserables y a los ricos tragaderas, a los bancos subvencionados y recompensados por su ineficacia y a los trabajadores plañideras, que ya lloran, solo es nombrar la reforma , porque temen más que al Coco los niños , la huelga general, no vaya a ser que por ir y verlos en la foto Phillips los despidan y se vean en la calle, como tantos otros.
Es un mundo oscuro éste que nos quieren vender , para luego resucitarlo y quedar como Matrix, héroes redivivos para los tiempos de crisis, donde las vocaciones van de la mano, como la de Mendel , de padre campesino y niño estudiado, con pagas de ochocientos segura, sin tener que coger un fusil , ni ir a Afganistán, comiéndote marrones que otros han originado, que para eso ya están los americanos y los talibanes y las túnicas y Siria y también Irán y el mapa mundial en la ONU , donde los jerifaltes de chaqueta de cemento y caras de póker, juegan a las batallitas humanas, con charlas interminables para no hacer nada, que les pueda jorobar la gobernabilidad, el petróleo o la paz mundial, esa, que nos carcome el alma, porque nunca la fragilidad fue mayor, ni la humanidad estuvo más dividida , con sangre revenida por el color y sudor y lágrimas , en el you tube, descargadas por alegrías.