La Semana de Pasión ha superado su ecuador y llega al Viernes Santo, uno de los días grandes de esta celebración en Ceuta. Hasta ahora, salvando las inclemencias meteorológicas del martes, las imágenes han podido procesionar por las calles de la ciudad y realizar sus itinerarios sin incidencias que destacar. Las cofradías han exhibido por fin, tras un 2024 en el que la lluvia deslució o suspendió gran parte de los desfiles, todo su esplendor y mostrar a los miles de ciudadanos que se han acercado a las procesiones el trabajo de todo un año.
A la espera de las hermandades que procesionan hoy, uno de los momentos más simbólicos de la Semana Santa ceutí se vivió ayer en la barriada de Hadú, donde la Cofradía del Santísimo Cristo de la Encrucijada y María Santísima de las Lágrimas volvió a salir desde su casa tras años de espera por unas necesarias obras de rehabilitación en la parroquia de San José.
Esa brillantez mostrada hasta ahora por las cofradías de Ceuta no es fruto únicamente de los responsables de las hermandades de la ciudad, sino de un trabajo conjunto diseñado también en las juntas de seguridad con las instituciones para que todo transcurra en el marco de la normalidad. Si a ello le sumamos el civismo y el comportamiento de la mayoría de los ciudadanos, el resultado no puede más positivo.
La Semana Santa se ha convertido en un escaparate para muchas ciudades, capaces de atraer un turismo que muestra gran admiración por todo lo que rodea al desfile de las cofradías.
Ceuta tiene una gran oportunidad para apostar también por la promoción de su Pasión porque ha demostrado sobradamente que sabe hacer bien las cosas y puede presumir de una celebración que con su singularidad y estilo merece la pena disfrutarla.