El titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Ceuta dejó visto para sentencia un juicio seguido por un delito contra la salud pública y otro de resistencia.
El llamado M.M.L. se enfrenta a una pena de 3 años y 6 meses por el tráfico de drogas, así como otros 12 meses de prisión por el delito de resistencia grave a la autoridad. Esa es la solicitud del Ministerio Fiscal, mientras que la Defensa pidió una sentencia absolutoria.
Tráfico de pastillas
Los hechos a los que se hizo referencia en este juicio ocurrieron el 26 de febrero de este mismo año. El agente de la Guardia Civil señaló que se encontraba prestando sus servicios en la estación marítima, en la zona de reconocimiento de personas y pasajeros. A la llegada del último barco, el agente señaló que notó una actitud sospechosa en el acusado por lo que decidió darle el alto.
El agente testificó que, en un primer momento, el acusado prestó su consentimiento pero que, una vez le fueron detectados 4.830 comprimidos de Rivotril y 900 de Tranquimazin, se opuso. La droga la tenía oculta en el casco, entre la ropa y en un bolso de mano.
Tras el hallazgo, el agente señaló que el acusado se volvió más agresivo y empezó a forcejar para no ser detenido, resistiéndose fuertemente e intentando escapar de la estación para no ser detenido.
El acusado, por su parte, solo contestó a preguntas de su abogado. Señaló que el estaba saliendo de la estación marítima cuando escuchó un grito y se giró. “Me paré de inmediato e hice caso a todo lo que me dijo el guardia civil. No me resistí en ningún momento, solo le dije que, por favor, me cacheara dentro de algún cuartillo ya que me daba vergüenza que lo hiciera delante de todo el mundo”, explicó.
El tráfico de pastillas que se introduce en la ciudad procedente de la Península tiene entre sus objetivos la distribución en el mercado marroquí. Es allí donde se encuentra el mayor núcleo de consumo por lo que se favorece la práctica de este negocio irregular.