Es lo más elegante que puede escribirse en torno al ambiente que se está registrando en la sede de Ainara. Tortas. Y algo más. El querer ir en las listas o el derecho que algunos presuponen que tienen para ir en esas listas está convirtiendo la sede popular en una auténtica caja de bombas. Quienes pasan del ambiente generado y de los grupos de presión que ya se forman, se ríen contemplando desde la barrera los espectáculos que algunos organizan, lo arrastrados que pueden ser quienes dependen económicamente del puesto y las malas artes que se gastan aquellos que van a por todas. Y en ese ir a por todas se incluye pisotear al compañero.
Don Juan mantiene a buen recaudo su agenda de nombres. Se empeña en recuperar algunos de los nombres de los que forman parte de la ‘vieja guardia’, busca entre los grupos de calado social intentando llevarse a los más populosos de las entidades vecinales y necesita cubrirse de caras nuevas que aporten esa regeneración que, sabe, tiene que incorporar en la lista para dejar atrás los restos de los últimos escándalos.
Habrá novedades, y no sólo por el desembarco del empresario conocido en todos los saraos. Vivas se sacará de la manga a alguien de peso en el deporte y a un par de mujeres con marcada personalidad. También repartirá entre los distintos puestos a destacados pesos vecinales que ya se hicieron notar en el acto celebrado en el Hotel La Muralla. Y cómo no, tras lograr el Abrazo de Vergara, hará lo que tenga que hacer con los caídos del sistema, esos que tenían la marca del escándalo pero al final el grano no salió.
El secretismo de don Juan no gusta en el partido. O mejor dicho, pone excesivamente nerviosos a sus más fieles escuderos, a esos corderitos que mantienen la piel del lobo guardada en buen arca hasta que ven peligrar su situación. Entonces los aprendices de cordero buscan emular a Luis Roldán con aquella frase mítica del ‘voy a tirar de la manta’ aplicando la extorsión, la amenaza y la reclamación como tarjeta de visita. Y yo me pregunto, ¿a estas alturas don Juan puede permitirse el lujo de vivir como un presidente presionado?, sin un Gordillo al lado, ¿debe someterse a las presiones que se están haciendo cada vez más evidentes en Ainara? Esas son las respuestas que debe alcanzar él solo porque cuando los vacas sagradas sepan que ya no repiten y se enfrenten con lo jodido que es buscarse la vida fuera de la galería pública que es la política, llegarán las veladas amenazas, las visitas a determinados medios de comunicación para contar su verdad de una historia política para no dormir. Eso, de chica, me dijeron que se llama chantaje. Y se avecinan varios.