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Sanidad trabaja en una base de datos para mejorar la vigilancia epidemiológica

El área promueve esta mejora para centralizar los registros | La recopilación de información sirve como indicador a la hora de tomar decisiones

La tecnología, aunque a veces se emplea para un mal uso, también puede ser útil para la salud. Ante el avance de diferentes herramientas y los refuerzos que pueden ofrecer, el área de Sanidad de Ceuta apuesta por actualizar el sistema de vigilancia epidemiológica.

A nivel informático, trabaja en una base de datos en la que se centralicen todas las comunicaciones relacionadas con los diferentes programas. Las mismas son solo empleadas a nivel interno, por lo que su protección está garantizada.

Es una herramienta útil para consultas necesarias y una mejora a la hora de la recepción de información por parte los actores involucrados esta plataforma. Más allá de estas repercusiones en positivo, se constituye como un indicador.

Mejoras

La generación de este punto único permite ver todos los contenidos en un solo lugar. El sistema de vigilancia, que alberga un amplio abanico de proyectos, cuenta con páginas web por cada una de las iniciativas.

Así, todo acaba recogido en un mismo almacén digital. Poder tener a mano todos los registros sirve para actuar en el futuro. Estudiar y analizar todo lo plasmado posibilita ver si es preciso aumentar las coberturas o tomar otra decisión para responder a las necesidades reales de la población.

La base de datos no puede existir sin esta estructura de supervisión. Es un instrumento que facilita la detección precoz y la monitorización de afecciones, así como un modo de control de riesgos para la salud pública.

Responder ante amenazas

Las amenazas son múltiples y de distinta naturaleza. Es por ello por lo que se configuran una serie de planes especializados. El objetivo es responder de forma anticipada y efectiva ante situaciones emergentes o persistentes.

Existen numerosas vías por las que Sanidad está ojo avizor. Conforman en total doce programas dedicados a uno u otro sector. Son de variada índole y oscilan desde el que está orientado a la vigilancia entomológica o las infecciones respiratorias hasta el que se enfoca en la tuberculosis o las vacunaciones.

El primero se dedica a todos aquellos problemas de salud derivados de vectores. Los más conocidos son los que se propagan a través de insectos. De hecho, en Ceuta se pone un especial énfasis en el mosquito tigre, llamado Aedes albopictus.

Es el transmisor del dengue o el o el chikungunya, razón por la que es importante estar al tanto de la presencia de esta especie. Este año se han colocado 104 trampas de ovoposición en puntos estratégicos del mapa urbano. A esta acción se suma el análisis taxonómico de huevos recolectados en colaboración con la Universidad de Zaragoza. Es un indicador de la evolución y densidad de su población.

Infecciosas y transmisibles

Las enfermedades respiratorias cuentan con su propia red. El seguimiento es continuo para detectar incrementos o brotes. Incluye manuales de procedimientos para los médicos centinela, así como los kits de diagnóstico. Se sirve de una plataforma digital que se actualiza de forma constante.

Las afecciones transmisibles también deben ser observadas de cerca. Este grupo lo componen las de Declaración Obligatoria y las emergentes. La vigilancia tiene una doble. Se utiliza como un sistema de alerta temprana para contener brotes epidémicos y como una evaluación de la eficacia de las intervenciones sanitarias al mismo tiempo.

El análisis de la información registrada apoya la toma de decisiones fundamentada en evidencia. Es relevante ya que, gracias a ello, se puede reaccionar con rapidez y efectividad.

Cáncer o enfermedades raras

Las afecciones que no se transfieren a otras personas son abordadas en una iniciativa concreta. Principalmente son de dos tipologías, en concreto, cáncer y enfermedades raras.

Estar pendiente de ellas permite medir la incidencia y prevalencia, identificar los factores de riesgo, así como diseñar políticas sanitarias para actuar sobre ellas y evaluar las estrategias de detección precoz. Existen contratos que tratan de implementar mejoras tecnológicas en este sistema. Los mismos implementan inteligencia artificial.

Los peligros para la salud también pueden nacer dentro de los centros sanitarios. Hay un programa que se vuelca de lleno en ellos. Vigila cuatro grandes bloques formados por infecciones quirúrgicas, surgidas en UCI, microorganismos multirresistentes y brotes en clínicos.

Tuberculosis

La tuberculosis tiene un impacto especial en la ciudad. Es por ello por lo que un plan acomete la afección con una perspectiva integral, lo que conlleva el estudio de contactos y la intervención temprana.

El nivel de vacunas e inmunización entra dentro de la engrosada lista de proyectos de vigilancia. Su intención es plenamente preventiva e indaga en los datos relativos a las coberturas de inoculaciones, las reacciones adversas y el seguimiento de afecciones inmunoprevenibles. Ceuta trabaja en su fusión con el sistema nacional SIVAIN y ha firmado contratos para la optimización de informes, notificaciones y gestión de carga vacunal.

El contexto ambiental y climático también puede ser una amenaza para la salud. Es por este motivo por el que la ciudad participa en el protocolo nacional de bajas temperaturas y en el dedicado a las olas de calor.

Ambos establecen sistemas de alerta basados en umbrales térmicos y el grado de riesgos. Los dos abordan este ámbito con información meteorológica y tasas de mortalidad diaria. El propósito es minimizar el impacto negativo, sobre todo, en grupos vulnerables.

Colegios e intoxicaciones

Está en marcha un programa para controlar enfermedades infectocontagiosas y localizar brotes en los centros educativos. La finalidad es proteger al alumnado y al personal. Al mismo se une otro específico para frenar o amortiguar toxinfecciones alimentarias.

Combina vigilancia epidemiológica, control sectorial e intervención cuando se producen focos. Su propósito es percatarse de posibles peligros en etapas tempranas y promover prácticas seguras. Los cribados son también otra unidad dentro del complejo sistema. Actualmente está constituido por dos, en concreto, el de cáncer de mama y el colorrectal.

El primero está dirigido a mujeres entre los 45 y los 74 años. Cada campaña da como resultado una media de mil a dos mil mamografías anuales. El segundo tiene como población diana a ceutíes desde los 50 a los 70 años. La intención es añadir este conjunto a la supervisión de enfermedades raras con la coordinación con organismos nacionales.

La Ciudad busca perfeccionar la estructura orientada a preservar la salud pública. Es esta razón por la que otro de las iniciativas está solo destinado a la contratación de refuerzos. Destacan entre los acuerdos alcanzados el desarrollo informático para el control en salud laboral; la adaptación de módulos de IRAS y cáncer; el estudio de campo sobre obesidad infantil y la mejora de los sistemas de registro en afecciones raras y vacunaciones.

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