La plataforma todo por una sanidad digna ha condenado en un comunicado la situación sanitaria en la que se encuentra Ceuta.
“La sanidad en Ceuta está colapsando y, con ella, la confianza de los ciudadanos en un sistema que debería proteger su salud y bienestar. Lo que está sucediendo no es solo una crisis, es una condena silenciosa que afecta a cada familia ceutí. Desde la plataforma todo por una sanidad digna, se ha alzado una voz de alarma que no puede ser ignorada”, expone la entidad.
“El enfrentamiento abierto entre el gobierno de la ciudad y el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa) no es una simple disputa política. Es una batalla que está dejando a los pacientes sin respuesta y, lo que es peor, sin esperanza”, añade.
“Mientras Ingesa se afana en lanzar comunicados de prensa glorificando la compra de máquinas y nuevo equipamiento, el gobierno local insiste en que el verdadero problema es la falta de especialistas. Sin embargo, el problema es más profundo y abarca la gestión en conjunto de todo el sistema sanitario. Y entre tanto ruido, quienes sufren son los ciudadanos, obligados a enfrentar una atención deficiente, demoras insoportables y una sensación de completo abandono”.
“El enfrentamiento abierto del Ingesa con los médicos ha exacerbado aún más la situación. Los profesionales de la salud han denunciado repetidamente la falta de recursos y la sobrecarga de trabajo, lo que ha llevado a un deterioro significativo en la calidad de la atención médica. Los médicos han sacado a la luz artículos y comunicados que respaldan esta visión, subrayando la urgencia de una intervención que ponga fin a esta crisis”.
La plataforma destaca que han recogido decenas de testimonios de ciudadanos y médicos que describen un escenario dantesco: consultas aplazadas durante meses, diagnósticos tardíos y traslados forzados a la península porque en Ceuta, simplemente, no hay recursos humanos suficientes. “Estos no son hechos aislados, es una epidemia de inacción y negligencia que atraviesa todos los niveles de la sanidad pública en la ciudad”.
“Las consecuencias para los pacientes son devastadoras. Las consultas aplazadas durante meses significan que enfermedades que podrían haberse tratado de manera efectiva en sus primeras etapas se agravan, llevando a complicaciones graves e incluso a situaciones de emergencia. Los diagnósticos tardíos no solo aumentan el sufrimiento de los pacientes, sino que también reducen significativamente las posibilidades de un tratamiento exitoso. Además, los traslados forzados a la península no solo implican un estrés adicional para los pacientes y sus familias, sino que también suponen un coste económico que muchos no pueden asumir”, avanza la entidad.
“Lo más alarmante es que aquellos que se lo pueden permitir están optando, cada vez más, por acudir a la sanidad privada, buscando una valoración más rápida ante la ineficacia del sistema público. Pero, ¿qué pasa con los que no tienen los medios económicos para hacerlo? ¿Acaso no merecen el mismo derecho a una atención médica digna?”.
“El sistema de salud pública en Ceuta está fallando, empujando a los ciudadanos a una alternativa privada que, para muchos, simplemente no es accesible. Este es un reflejo directo de la injusticia que sufren aquellos que no tienen más opción que esperar indefinidamente por una atención que, muchas veces, llega demasiado tarde”.
“Además, la esperanza de vida de los ciudadanos que viven en el extrarradio es casi 10 años menor que la de aquellos que residen en el centro, una diferencia que va de la mano con el poder adquisitivo. Los ciudadanos con más recursos económicos, que suelen vivir en el centro, tienen acceso a una atención médica más rápida y eficiente, mientras que los más desfavorecidos quedan relegados a un sistema público ineficaz”, exponen.
La plataforma todo por una sanidad digna ha sido clara en su denuncia: “Nuestro sistema de salud está fracasando, llevando a la sanidad ceutí al borde del abismo y es imperativo que se tomen medidas inmediatas para resolver esta situación. Los ciudadanos de Ceuta merecen un sistema de salud que funcione, que les brinde la atención que necesitan y que no les haga sentir abandonados. La sanidad es un derecho fundamental, y es responsabilidad de todos garantizar que este derecho sea respetado y protegido”.
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