Nos cuenta el Gobierno local que dedica 2 millones de euros cada año en atender la salud mental buscando de esta forma ‘vender’ que sí presta atención a este ámbito. A mí me pueden narrar cuentos chinos, disfrazar con programas e inversiones económicas la gestión en esta materia, que siempre mantendré lo mismo: no, en salud mental dejan ustedes mucho que desear.
Tienen demasiado que avanzar y progresar, deben dar mejor ejemplo porque ustedes como Ciudad Autónoma pero también la Delegación del Gobierno a través de Ingesa suspenden la materia.
Quienes tienen que hacer frente a todas las problemáticas derivadas en este ámbito son las familias y hasta que las instituciones reaccionan deben sortear muchísimas trabas, tantas que aburren.
No hay que más que echar un vistazo a la cantidad de afectados que están en la calle, los que viven en soledad o los que terminan viéndose implicados en asuntos judiciales sin haber recibido ayudas ni atención por parte de estas administraciones que sacan pecho de lo que invierten o se enojan cuando les dicen la verdad: que no hacen todo lo que debieran.
Desgraciadamente sé de lo que hablo por eso ningún político va a venir a contarme milongas de lo bien que abordan todo lo relacionado con la salud mental. No lo harán porque saben cual es mi respuesta: son unos mentirosos.
Aquí habría que hacer un monumento a esos padres que tienen un hijo con esquizofrenia, por ejemplo, y se ven solos. Tienen que enfrentarse a unas situaciones dolorosas sin contar con el respaldo de instituciones hasta que se llega a un límite del que quizá ya no hay retorno. Habría que hacer un monumento a esas familias que sufren situaciones que nadie desearía ver nunca y que topan primero con un rechazo social en forma de desprecio y, después, con una maquinaria administrativa nada efectiva.
La acción correcta en materia de salud mental no se mide con el dinero que la Ciudad da a las asociaciones ni con su particular política de subvenciones. La acción efectiva se mide con afectados que tienen una respuesta rápida, con personas que están recogidas en hogares o instituciones al momento y no después de verles durmiendo en la calle o realizando acciones de las que no son conscientes.
Los piratas deben estar en lo cuentos, en política se espera algo más que soltar milongas que no se atreven a repetir ante decenas y decenas de familias que han sufrido o sufren el abandono al que esta Ciudad y este Estado les tienen condenados.