Salen 20 subsaharianos para CIEs y un grupo de vulnerables

Siguen produciéndose salidas de inmigrantes a la península con el propósito de evitar la saturación del CETI que todavía está intentando asimilar la llegada de los últimos subsaharianos. Con un 36% más de su capacidad (unos 700 residentes), el centro del Jaral se reorganiza para dar cabida a los nuevos, buscando alojamientos gracias al aprovechamiento de los espacios comunes.
Con el visto bueno de Madrid se están produciendo salidas de internos orientadas a las dos vías: a los CIEs (centros de internamiento) de la península, a donde ayer fueron trasladados 20 inmigrantes, y a centros gestionados por oenegés en donde serán acogidos los llamados vulnerables cuya salida ha sido aceptada tras las peticiones oportunas.
Se está trabajando en la agilización de los expedientes administrativos para acelerar las salidas por ambas vías, después de que el Gobierno haya sellado acuerdos de repatriación con diversos países del África subsahariana como Camerún, Costa de Marfil, Congo, Nigeria, Burkina Faso o Gambia.
Detrás de estas salidas hay mucho papeleo, demasiados trámites y excesiva carga de trabajo que intenta ser asimilada por el equipo que trabaja en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes. La presión sobre el centro es palpable de ahí que se haya intentado acelerar las expulsiones de tal forma que se impida que el CETI se convierta, como teme la propia Policía, en una “olla a presión”.
¿Y cuál es el ambiente en Marruecos? Ante todo de mucho miedo. Las presiones de la Gendarmería son claras sobre un colectivo que ha logrado en dos ocasiones consecutivas una entrada masiva a través del espigón a lo que se añaden varias intentonas. Sus protagonistas ahora se esconden, esperando que baje la guardia y buscando infiltrarse en los momentos que consideran apropiados como son los que se corresponden con la entrada de marroquíes bien para surtirse de las mercancías de las naves del Tarajal o para desarrollar los trabajos transfronterizos oportunos. Si los marroquíes les detienen, pueden llegar a ser abandonados en el desierto de Mali.